Un martes que pintaba rutinario se convirtió en un vía crucis para los viajeros del área metropolitana de Nueva York más de un centenar de vuelos fueron cancelados y otros doscientos sufrieron demoras en el aeropuerto de Newark, uno de los tres que dan servicio a la Gran Manzana. Todo se originó en un apagón de comunicaciones de apenas 90 segundos pero de consecuencias mayúsculas entre los controladores y las aeronaves que llegaban o partían.
Según la agencia EFE, el incidente dejó “ciegos y mudos” a los controladores del TRACON de Filadelfia, responsables de guiar el tráfico en Newark, lo que obligó a las aerolíneas a recortar operaciones y a la Administración Federal de Aviación (FAA) a imponer un agresivo programa de gestión del flujo de llegadas.
Los números pintan la magnitud del caos. FlightAware reportó 101 vuelos cancelados y alrededor de 200 retrasados sólo este martes. United la mayor operadora del aeropuerto acumuló 35 cancelaciones y 82 demoras; Spirit y Delta también vieron decenas de sus itinerarios trastocados. Para colmo, la FAA advirtió que las obras en la pista 4L/22R están añadiendo hasta cuatro horas extra de espera en los despegues, un doble golpe para la paciencia de los pasajeros.
Un sistema que “cruje” por dentro
La crisis sacó a relucir grietas antiguas. El secretario de Transporte, Sean Duffy, reconoció que el sistema de control de tráfico aéreo “se quedó en los tiempos del floppy disk” y prometió anunciar la próxima semana un plan para diseñar uno “completamente nuevo”. El mismo sindicato de controladores (NATCA) confirmó que varios de sus afiliados pidieron licencia bajo la Ley de Compensación de Empleados Federales al considerar el episodio un evento traumático.
De acuerdo con fuentes citadas por prensa local, un alambre de cobre frito habría dejado fuera de combate las antenas primarias, obligando al personal a seguir los aviones “a ciegas” durante minuto y medio. Mientras tanto, la FAA comenzó a traer supervisores de otras regiones para apuntalar la plantilla en Newark y mitigar la presión por las vacaciones de verano.
Impacto en las aerolíneas y el pasajero de a pie
United anunció cambios de boleto sin penalidad para los viajeros afectados; otras aerolíneas analizan medidas similares mientras hacen malabares con las tripulaciones y los slots. Para el pasajero dominicano que conecta en Newark rumbo a Boston, Madrid o Santo Domingo, el consejo es revisar el estado del vuelo con antelación, descargar la app de su aerolínea y prepararse para posibles pernoctaciones inesperadas.
Lecciones y lo que viene
La situación reaviva un debate viejo en el Capitolio ¿por qué la primera potencia mundial opera con radares y conmutadores que datan de los años 80? El propio Senado aprobó en marzo un proyecto de 17 000 millones de dólares para modernizar el sistema, pero el dinero sigue entrampado en negociaciones presupuestarias. Analistas advierten que, sin una inyección urgente de fondos y personal, incidentes como el de Newark podrían hacerse más frecuentes, justo cuando la demanda de viajes en EE. UU. camina hacia niveles récord.
Mientras llegan los recursos, la FAA se aferra a parches: traslada supervisores, redistribuye turnos y reconfigura antenas. Pero el sentir en los pasillos del aeropuerto es cristalino la suerte de los viajeros depende de que la modernización prometida se materialice antes de que el próximo “apagón de 90 segundos” provoque algo peor que retrasos y malhumor.