El viejo rostro de la historia del narcotráfico colombiano ha regresado a su patria. Lehder, conocido por su sociedad con el temido Pablo Escobar, pisó suelo colombiano en un vuelo comercial que lo trajo desde Alemania, país donde residía como ciudadano. Su arribo no pasó desapercibido: la curiosidad en las calles y las miradas de quienes lo reconocieron al salir del aeropuerto en Bogotá alimentaron comentarios sobre cómo se vive esta especie de reencuentro con el pasado.
Tal como publicó deultimominuto, el exintegrante del Cartel de Medellín pasó un fin de semana detenido por una orden de captura pendiente. Sin embargo, la justicia local declaró prescrita la pena que lo mantenía en la mira por un caso de porte ilegal de armas datado de 1995. A sus 75 años, y tras más de tres décadas alejado de Colombia, su retorno abre viejas discusiones sobre las consecuencias que dejan estos antiguos capos cuando buscan volver a la vida civil.
Hoy ya no se escuchan los ecos de esa violencia que estremeció al país en los 80 y los 90, pero persisten heridas abiertas y numerosas historias que requieren memoria colectiva. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el narcotráfico continúa siendo un fenómeno complejo que afecta las dinámicas sociales y económicas de la región [1]. El caso de Lehder sirve de ejemplo para entender que, más allá del impacto mediático, la lucha contra la producción y el tráfico de estupefacientes sigue vigente. Algunos analistas en Colombia insisten en que estas figuras deben asumir un rol de responsabilidad pública, reconociendo el daño causado en su época y promoviendo iniciativas de reinserción.
Un profesional del Derecho consultado en medios nacionales comentó que el pronunciamiento judicial no limpia la historia, sino que responde a un proceso legal que se agotó con el paso del tiempo. Esta apreciación conecta con otras sentencias de la Corte Suprema de Justicia, donde se subraya que la extinción de la pena no anula las secuelas dejadas por los hechos cometidos. Así se plantea una reflexión más amplia: muchos implicados en organizaciones delictivas sueñan con reescribir su rumbo. El tema es si la sociedad está dispuesta a creer en esas segundas oportunidades o a reclamarlas con condiciones claras.
[1] Cifra citada de la UNODC en informes de 2024 sobre el panorama del narcotráfico en América Latina.