Celebridades de Hollywood respaldan protestas contra redadas de ICE

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Las luminarias del entretenimiento volvieron a colarse en la conversación política norteamericana. Desde Kim Kardashian y Katy Perry hasta el chileno‐estadounidense Pedro Pascal, la lista de figuras que denuncian las redadas migratorias crece tan rápido como las propias operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). En Los Ángeles epicentro cultural y, ahora, foco de las protestas los carteles con la frase “No human being is illegal” se ven casi tanto como los afiches de la próxima superproducción de Marvel.

Según un despacho de la agencia EFE, la indignación de las estrellas va más allá de simples tuits Kardashian calificó de “inhumanas” las redadas; Eva Longoria pidió “más compasión” para quienes huyen en busca de oportunidades; y Gloria Estefan lamentó la “pérdida de humanidad” que percibe en su país natal de acogida.

Esa ola de solidaridad encontró combustible extra cuando miles de angelinos salieron a la calle en la última semana. Los Ángeles Times desmintió rumores de que la ciudad era una “zona de guerra”, pero confirmó la presencia de la Guardia Nacional para contener disturbios tras nuevas incursiones de ICE y la detención de 44 personas el pasado viernes. Las manifestaciones no se quedaron en California Out.com reseñó reacciones de artistas como Doechii y la propia Pascal, quienes acusaron a la Administración Trump de usar “fuerza militar contra familias trabajadoras”.

Las cifras oficiales dan contexto al descontento. El panel estadístico de ICE revela que los arrestos subieron 25 % en el último año fiscal, revertiendo la tendencia de la era Biden y saturando centros de detención. Time añade que la interiorización de las redadas oficinas, talleres mecánicos, fiestas de cumpleaños ha duplicado los operativos respecto a 2024 y empujado la Administración a solicitar al Congreso un presupuesto récord de 168 000 millones de dólares para reforzar la maquinaria de expulsiones.

Para los defensores de derechos humanos, ese giro tiene consecuencias económicas y sociales poco discutidas. Los Ángeles, recuerdan economistas de la UCLA, depende de mano de obra migrante en sectores como agricultura, hostelería y entretenimiento informal. Cada redada masiva no solo separa familias; también interrumpe cadenas de suministro locales, encarece servicios y alimenta la economía sumergida, justo lo contrario de la pretendida “seguridad pública”.

En el frente político, la apuesta de Donald Trump por retomar la agenda de “tolerancia cero” busca consolidar su base electoral en un año marcado por la tensión fronteriza. Sin embargo, encuestas del Pew Research Center muestran que el 58 % de los estadounidenses incluyendo un 41 % de electores republicanos rechaza las deportaciones indiscriminadas, sobre todo cuando involucran a personas sin historial criminal. El choque entre ese sentir mayoritario y la narrativa oficial explica, en parte, la velocidad con que celebridades y medios amplifican las protestas.

Para la extensa comunidad dominicana en EE.UU., la coyuntura despierta alertas conocidas. Abogados de inmigración consultados señalan que muchos quisqueyanos con TPS o procesos de regularización acelerada temen quedar atrapados en redadas dirigidas, en teoría, a “fugitivos peligrosos”. De ahí que iniciativas como los “Know Your Rights” livestreams organizados por Chiquis Rivera cobren protagonismo no basta con la celebridad; hace falta información práctica, en español llano, que explique cómo actuar ante un agente de ICE.

En última instancia, la presión cultural funciona como contrapeso simbólico al poder estatal. Cuando figuras con decenas de millones de seguidores describen una redada como “inhumana”, reconfiguran la discusión pública y obligan a los estrategas políticos a medir el costo reputacional de cada operativo. En palabras de Pascal viralizadas en Instagram “Los Ángeles se construyó con lo mejor de América; si ese cimiento es criminal, entonces la ciudad entera lo es”.

Mientras la Casa Blanca insiste en que las redadas velan por la seguridad nacional, las cámaras continúan enfocando a madres llorando fuera de las cortes migratorias y a actores de alfombra roja exigiendo un alto. Si algo demuestra esta coyuntura es que, en 2025, la batalla por la narrativa de la inmigración no se libra solo en Washington ni en la frontera se pelea también en los sets de Hollywood, los timelines de Instagram y las esquinas de Pico Union. Y, por ahora, el spotlight lo tienen quienes alzan la voz contra el miedo.

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