La festividad que conmemora la victoria mexicana en la Batalla de Puebla ha sido un símbolo de orgullo cultural en Estados Unidos durante décadas. Este año, la comunidad latina en Chicago decidió posponer sus festejos, alarmada por un entorno que cada vez se siente más hostil para los inmigrantes. Comerciantes y vecinos, quienes suelen armar un ambiente colorido en las calles, optaron por quedarse de brazos cruzados porque no ven garantías para celebrar sin temor.
Tal como informa EFE, el anuncio surgió de la Cámara de Comercio de Cermak Road y de Casa Puebla, al considerar que las políticas migratorias impulsadas desde Washington han generado incertidumbre. En los últimos años, estudios del Pew Research Center han estimado que en la región de Chicago residen cientos de miles de personas de origen mexicano, muchas de ellas preocupadas por redadas y un eventual desalojo de sus familias.
Lejos de ser una simple cancelación, este hecho remueve el debate sobre la protección de los inmigrantes y la importancia de espacios seguros en urbes diversas. Otras organizaciones comunitarias señalan que el Cinco de Mayo solía inyectar vitalidad económica a pequeños negocios y reforzar lazos culturales. Aun así, hay un deseo colectivo de no dejar este festejo en el olvido, sino de retomarlo cuando las condiciones sean más propicias y sin sobresaltos para quienes echan el pleito diario, sacando adelante a su gente.
El alcalde Brandon Johnson respondió con la promesa de mantener a Chicago como un lugar de amparo para las familias migrantes. Esa actitud de solidaridad recuerda la iniciativa que en su momento tuvo George W. Bush desde la Casa Blanca, al marcar un precedente oficial para honrar la herencia mexicana. Hoy, gran parte de la comunidad espera que la ciudad mantenga su compromiso con quienes buscan forjar un futuro mejor, sin persecución y con la esperanza de poder retomar las celebraciones en un ambiente pleno de respeto.