El furor por esta tableta, de origen artesanal en los Emiratos Árabes Unidos, ha corrido como pólvora desde que se viralizaron videos en redes sociales mostrando un cremoso relleno de pistacho y un crujiente toque de pasta kataifi. La gente le ha cogido un gusto tremendo, al punto de pagar precios insólitos y de agotar existencias en solo horas de exhibición.
Según euronews, y tal como relata la periodista Indrabati Lahiri, esta dulzura bautizada como Chocolate Dubái ha sido replicada por fabricantes como Lindt y por múltiples cadenas de supermercados en varios países europeos. No obstante, cada lanzamiento provoca colas inmensas y escenas de compradores llenando carritos de manera frenética. Las autoridades lusas, en un acto de humor, han publicado mensajes en redes sociales para “cazar” el chocolate como si fuera un sospechoso escurridizo.
Esa curiosidad colectiva se explica por la exclusividad del producto original, elaborado por Fix Dessert Chocolatier bajo el nombre ‘Can’t Get Knafeh Of It’. El hecho de ser una confección artesanal y de escasa distribución fuera de los Emiratos Árabes Unidos ha incrementado el deseo de los golosos en todo el continente. Una tableta estándar puede costar unos 17 euros en su país de origen, pero en sitios de reventa europeos llega a ofertarse por 80 euros. Todo nació con un video en TikTok que desató el apetito mundial, logrando millones de reproducciones.
Varias tiendas han aprovechado la oportunidad con sus propias versiones. La cadena suiza Lindt y supermercados como Lidl o Pingo Doce han lanzado recreaciones, aunque en cantidades tan limitadas que muchos consumidores se quedan mirando las vitrinas vacías. El panorama recuerda otros fenómenos de productos “de moda” cuyo valor se dispara, impulsados por la viralidad en redes y la sensación de privilegio al obtener algo muy solicitado.
Según la Organización Internacional del Cacao, cada año se procesan alrededor de cinco millones de toneladas de cacao en el mundo. Europa se destaca por su gusto ferviente, consumiendo casi un tercio de esta producción y albergando ferias especializadas que reúnen a chocolateros de renombre. Este contexto explica por qué un dulce tan particular levanta pasiones: parte del encanto está en el orgullo de degustar una receta que fusiona tradición árabe con el refinamiento del mejor chocolate.
El auge de este postre ha inspirado a pastelerías que incluso elaboran tartas basadas en la popular tableta. Algunos se aventuran a cocinarla en casa siguiendo tutoriales de Internet, en un intento por evadir los altos precios de reventa y capturar el sabor que medio mundo quiere probar. Y, mientras persista el deseo de saborear esta rareza, todo indica que la “locura del pistacho” seguirá dando de qué hablar en las tiendas y en las redes.