La ciudad de Santo Domingo se encuentra en vilo tras el derrumbe del techo en el popular centro de diversión Jet Set, un suceso que dejó al menos 121 fallecidos y numerosos heridos. En un ambiente de consternación, las autoridades han redoblado esfuerzos para ofrecer asistencia a las familias afectadas y garantizar la transparencia de las investigaciones. Esta emergencia, considerada como una de las peores registradas en la historia reciente de la República Dominicana, plantea interrogantes sobre la seguridad de las estructuras en espacios de gran afluencia y la capacidad de respuesta de los organismos de socorro.
Tal como documenta la periodista Elsa Cesilia Feliz en deultimominuto, el 70% de los afectados ya fue despachado de los hospitales, lo que ha contribuido a aligerar la carga de los centros médicos. Sin embargo, el presidente del Colegio Médico Dominicano, Waldo Ariel Suero, insiste en que se necesitan más especialistas forenses para agilizar la identificación de los fallecidos. De acuerdo con un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el país enfrenta carencias en la cantidad de personal pericial, lo que se traduce en retrasos para esclarecer tragedias de gran magnitud.
Diversos reportes citan la rápida intervención de los equipos de emergencia como un factor clave para salvar vidas, pese a la magnitud de la catástrofe. No son pocas las voces que comparan esta situación con emergencias anteriores, en las que se evidenció la urgencia de reforzar los protocolos de construcción y la formación de brigadas especializadas en rescate. Desde distintos sectores, como el propio Ministerio de Salud Pública y la Defensa Civil, se ha reiterado la necesidad de un plan integral que abarque labores preventivas, supervisión de edificaciones y la capacitación continua del personal de primera respuesta.
A fin de cuentas, esta tragedia en Jet Set evidencia, una vez más, la importancia de la preparación colectiva ante desastres. Nadie duda de la valentía con la que médicos, bomberos y voluntarios encararon el panorama. Sin embargo, es claro que, más allá de los aplausos merecidos, el país debe mirar hacia la mejora continua de sus infraestructuras y la ampliación del personal cualificado, con miras a que historias de tanto dolor no se repitan jamás en nuestro suelo dominicano.