Comercio exterior chino frena en mayo por guerra comercial con EE. UU.

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La locomotora exportadora de China volvió a perder impulso en mayo: el valor total de sus intercambios con el resto del mundo apenas avanzó un 2,7 % interanual, menos de la mitad del ritmo observado en abril. Las exportaciones crecieron 6,3 %, pero las importaciones cayeron 2,1 %, dejando un superávit comercial récord de 103 400 millones de dólares. Las cifras confirman que los aranceles recíprocos con Washington siguen pasándole factura al gigante asiático.

Según los datos difundidos por la agencia EFE con base en la Oficina Nacional de Estadística, el golpe más duro provino de Estados Unidos las ventas hacia ese mercado se desplomaron casi 35 % y las compras chinas de productos estadounidenses retrocedieron 18 %. Medios como Reuters señalan que se trata de la mayor contracción desde la pandemia de 2020, a pesar de la tregua arancelaria de 90 días pactada en abril.

La presión arancelaria no solo resta velocidad al comercio bilateral; también está alimentando un ciclo de precios a la baja dentro de China. El índice de precios de producción cayó 3,3 % interanual y el IPC encadena cuatro meses en negativo, obligando a Pekín a inyectar liquidez y recortar tasas para sostener la demanda interna, según cálculos de ING.

En paralelo, los equipos negociadores de ambas potencias se reúnen hoy en Londres para intentar transformar la tregua en un acuerdo más amplio que reduzca 115 puntos porcentuales de aranceles. Funcionarios estadounidenses han advertido que, de no haber avances, volverán los gravámenes “punitivos” sobre maquinaria, autos eléctricos y circuitos integrados, sectores clave de la transición industrial china.

Los coletazos se sienten más allá de Washington y Pekín. La OMC recortó en abril su previsión de crecimiento del comercio mundial hasta 0,2 % para 2025 si continúan las barreras, casi tres puntos menos de lo que hubiera ocurrido en un escenario sin guerras comerciales. Esto agrava la incertidumbre para economías exportadoras de materias primas como la dominicana, que ya ven menores precios del níquel y un enfriamiento de la demanda de turismo por la apreciación del dólar.

Aun con el lastre estadounidense, China mantiene cierto oxígeno gracias a los pedidos de la ASEAN y la Unión Europea, que crecieron a doble dígito y compensaron parcialmente la caída norteamericana. Sin embargo, los analistas coinciden en que el margen es cada vez más estrecho sin una distensión real, el repunte del primer trimestre cuando el PIB chino subió 5,4 % podría quedarse en un espejismo de corto plazo.

En el Caribe conviene tomar nota. La volatilidad arancelaria amenaza con encarecer equipos tecnológicos y bienes de capital que llegan desde China, justo cuando la región impulsa proyectos de energía renovable y modernización portuaria. Con el yuan presionado y el dólar fortalecido, las cadenas de suministro se encarecerán o desplazarán su origen hacia otros mercados asiáticos. Para los exportadores dominicanos de ferroníquel, cacao o cigarros, la clave será diversificar destinos y aprovechar acuerdos preferenciales con la UE y Centroamérica mientras duren las turbulencias entre las dos mayores economías del mundo.

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