La Ciudad del Vaticano está en su propio “cuenta regresiva” este miércoles 7 de mayo los 133 cardenales electores se encerrarán bajo los frescos de Miguel Ángel para votar al sucesor de Francisco, fallecido el pasado 30 de marzo. El hermetismo juramento de secreto incluido y la coreografía centenaria volverán a acaparar la atención mundial.
Según la agencia EFE, los purpurados ya sortearon habitaciones en la residencia Santa Marta y hoy ultiman detalles en su décima congregación general, debatiendo desde la pobreza hasta la crisis medioambiental. El portavoz vaticano, Matteo Bruni, precisó que incluso las zonas aledañas a la Sixtina quedarán selladas para evitar filtraciones.
¿Quiénes suenan más fuerte?
Los corrillos pre-cónclave señalan dos perfiles antagónicos. Por un lado, el filipino Luis Antonio Tagle pastoral, cercano a migrantes y comunidades LGTBIQ+ se perfila como una continuación de la apertura de Francisco. En el otro extremo, algunos cardenales de la Curia ven en el italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado, una opción de gobierno más “gestor” que profético. La historia recuerda que los favoritos raras veces salen electos, pero ambos nombres dominan las quinielas.
Un cónclave más diverso que nunca
De los 133 electores, 65 provienen de Europa, 24 de Latinoamérica y el Caribe, 24 de Asia-Oceanía y 20 de África. Es la mayor representación asiática y oceánica en la historia, fruto de los consistorios de Francisco. El bloque latino, aunque numéricamente menor, llega cohesionado: varios cardenales han defendido mantener la reforma contra los abusos y la descentralización iniciada en 2013.
Rituales y plazos
Tras el “Extra omnes”, los cardenales escucharán una meditación del capuchino Raniero Cantalamessa. Luego podrían darse hasta cuatro escrutinios diarios: dos por la mañana y dos por la tarde. El Vaticano calcula entre dos y tres días de votaciones; el cónclave de 2013 necesitó cinco, mientras que el récord moderno lo ostenta el de 1830-31 con cincuenta días.
Retos que hereda el próximo pontífice
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Credibilidad. Aún resuenan los escándalos de abuso sexual y la renuncia forzosa en 2022 de la cúpula de Caritas Internacionalis.
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Guerra y geopolítica. El enfrentamiento en Ucrania, las tensiones en Gaza y la fragmentación global exigen una diplomacia vaticana activa y, a la vez, neutral.
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Sostenibilidad interna. La “conversión ecológica” que inspiró la encíclica Laudato Si’ pide pasar del discurso a cambios concretos en inversiones y logística vaticanas.
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Sinodalidad. La consulta mundial de 2021-2024 abrió la caja de Pandora de la corresponsabilidad laical; frenarla o profundizarla marcará la hoja de ruta.
Mirada criolla
Desde República Dominicana, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez (emérito y sin voto) ha instado en varias entrevistas a que el nuevo Papa “ponga orden sin perder cercanía”. Entre las bases caribeñas se percibe ilusión por un pontífice del Sur global que hable claro sobre desigualdad y migración haitiana, temas candentes en la isla.
Lo que viene
Una vez veamos la fumata blanca, el cardenal protodiácono anunciará el clásico “Habemus Papam!”. Sea Tagle, Parolin o un tapado que emerja en las votaciones, el reto será sostener las aperturas de Francisco sin descuidar la unidad doctrinal. Si me preguntas, el próximo pontífice tendrá que liderar con una mano pastoral y la otra firme en gobernanza; de lo contrario, la brecha entre fe y credibilidad seguirá agrandándose.
Mientras tanto, los dominicanos y el mundo mantendremos la mirada puesta en esa chimenea centenaria. Cuando el humo sea blanco, comenzará un nuevo capítulo.