La noticia cayó como un birdie en el hoyo 18: el PGA Tour y el Grupo Puntacana sellaron un acuerdo para mantener el Corales Puntacana Championship en suelo dominicano por lo menos hasta 2027. Con esto, el país garantiza tres ediciones adicionales de su único torneo oficial del circuito y asegura un escaparate global en plena expansión del turismo deportivo.
Según el portal especializado Arecoa, el anuncio se formalizó durante la apertura de la octava edición del campeonato, que se disputa del 14 al 20 de abril en el campo Corales de Puntacana Resort. Allí, ejecutivos como Manuel Sajour (mercadeo de Grupo Puntacana) y figuras del tour, entre ellas Nate Lashley, compartieron la buena nueva con aficionados y patrocinadores.
El impacto de la renovación va más allá del green. El vicepresidente senior de Negocios de Torneos del PGA Tour, John Norris, destacó que la alianza “inyecta energía al circuito y al desarrollo local”. No es poca cosa: el torneo reparte US$4 millones—de los cuales US$720 mil irán al campeón—y otorga 300 puntos FedExCup, la misma cosecha que varios eventos históricos del tour.
Más que un torneo: vitrina turística y económica
El Corales no solo genera adrenalina deportiva; también alimenta la principal industria de la isla. La proyección mediática del certamen ronda 7 mil millones de impresiones digitales, con audiencia televisiva en Norteamérica y Europa y un pico de tráfico que dispara el nombre de Punta Cana en buscadores y redes. Justo cuando el Ministerio de Turismo se ha propuesto llevar el flujo anual a 20 millones de visitantes, acuerdos recientes prometen otros 500 mil turistas y US$1.3 mil millones en inversión hotelera.
Ese contexto explica por qué el Grupo Puntacana se bate por mantener la parada. “El Corales se ha convertido en nuestro evento insignia; pone a la República Dominicana como líder de golf en el Caribe”, subrayó Sajour ante un cuadro de competidores de 20 países y cinco continentes.
Calendario estratégico y oportunidad para nuevos talentos
El torneo se juega la misma semana que el RBC Heritage, una cita “signature” del PGA Tour. Eso lo convierte en un evento paralelo perfecto para que emergentes de EE. UU., Europa y Latinoamérica acumulen puntos y, de paso, disfruten de un campo que serpentea acantilados y canteras coralinas. La lista de campeones pasados—Chad Ramey (2022), Joel Dahmen (2021), Brice Garnett (2018) y el propio Lashley (2017, en época de Korn Ferry)—muestra que el Corales suele abrir puertas a nombres fuera del radar mediático.
A nivel comercial, el PGA Tour refuerza su estrategia de renovar patrocinios regionales—un día antes oficializó un acuerdo similar con el 3M Open—y blindar su calendario frente a la pujante LIV Golf.
Beneficios locales: empleos, visibilidad y divisas frescas
Los organizadores estiman que, en semana de torneo, la ocupación hotelera en la zona supera el 90 % y se crean más de 3 000 empleos directos e indirectos, desde caddies hasta servicios de transporte y banquetes. El efecto arrastre alcanza a pequeñas y medianas empresas de Verón–Punta Cana y La Altagracia, que aprovechan la afluencia de turistas y medios internacionales.
En paralelo, el certamen sirve de plataforma para programas de responsabilidad social que financian becas, clínicas de golf infantil y proyectos ambientales de rehabilitación costera. Ese “swing” comunitario es uno de los argumentos que convenció al PGA Tour de prolongar la relación: deja legados tangibles y fortalece la marca país.
El hoyo que viene
Con la renovación firmada, la pelota ahora está en el campo del sector público‑privado: mantener la infraestructura de primera, invertir en conectividad aérea y promocionar otros recorridos como Teeth of the Dog, Playa Grande y el nuevo campo de Miches. La lógica es sencilla: mientras más visitantes crucen la aduana con los palos al hombro, mayor será el retorno en divisas y reputación.
Para los fanáticos, el mensaje es claro: en Punta Cana seguirá sonando el “¡fore!” de la élite del golf, al menos, por tres temporadas más. Y para la República Dominicana, cada drive que vuele sobre el Caribe se traduce en desarrollo, empleo y un relato deportivo que—como el mejor putt—tiene todo para caer en el centro del hoyo.