La madrugada del 8 de abril convirtió en pesadilla lo que debía ser una fiesta el techo de la discoteca Jet Set, uno de los templos nocturnos más famosos de Santo Domingo, se desplomó ante cientos de testigos. Un mes después, el país sigue digiriendo el golpe: 233 fallecidos, casi 200 heridos y una indignación que no afloja.
Como detalla CDN, la Fiscalía del Distrito Nacional ya acumula 39 querellas formales, mientras los familiares insisten en que el propietario del local ha recibido un “trato VIP” al no pesar sobre él ninguna medida de coerción. El abogado Plutarco Jáquez critica que la Procuraduría “espera un informe técnico que puede integrarse después”, y pide que el dueño responda desde ahora ante los tribunales.
Dolor que no se enfría
En barrios como Haina y Los Alcarrizos, la tragedia se siente a diario. “Nos cambió la vida para siempre”, confesó al diario El País Anastacio Peguero, padre de una de las víctimas que ayudó a remover escombros con sus propias manos la noche del desplome. Muchos todavía prenden velas frente a la verja metálica del antiguo recinto, convertida en memorial improvisado.
¿Dónde se cortó la cadena de seguridad?
La Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (ONESVIE) dirige una investigación con más de 30 técnicos que catalogan cada pedazo de hormigón para determinar por qué cedió la losa. Aunque el informe preliminar promete datos clave, ingenieros independientes ya ven patrones: columnas añadidas sin refuerzo, filtraciones antiguas y ausencia total de inspecciones en tres décadas.
El vacío normativo es evidente. El ministro de la Vivienda, Carlos Bonilla, admitió que la ley actual no obliga a revisar inmuebles antiguos y anunció un borrador que impone chequeos cada tres años o anuales si la estructura supera los treinta para locales de gran aforo . En el Congreso también se mueve un proyecto que crearía un Sistema Nacional de Supervisión Estructural; obligaría a publicar los certificados de seguridad en la entrada de cualquier negocio de entretenimiento masivo.
La arista penal y la responsabilidad empresarial
Los querellantes no solo exigen cárcel; quieren sentar precedentes sobre la responsabilidad de los dueños cuando fallan las infraestructuras. El Código Civil dominicano ya establece que “el dueño de un edificio responde de los daños causados por su ruina” (art. 1386). Sin embargo, la jurisprudencia local carece de casos tan masivos y mediáticos como este. Para los abogados, lograr prisión preventiva y embargo de bienes enviaría un mensaje directo a todo el sector.
Algunos empresarios temen un efecto dominó de inspecciones forzosas y cierres temporales. Otros, como la Asociación de Bares y Discotecas, reconocen en voz baja que el Jet Set operaba con permisos vencidos y extintores caducados, algo que de confirmarse complicaría la defensa del propietario. Además, el Reglamento R-032 de Protección contra Incendios obliga a un mantenimiento periódico de los sistemas de evacuación y alarma, requisitos que la discoteca tampoco habría cumplido.
Qué sigue
-
Informe de ONESVIE
Se espera que concluya a finales de mayo. Si confirma fallas estructurales previas, la Procuraduría podría presentar cargos por homicidio involuntario y violación de la Ley 147-02 sobre gestión de riesgos. -
Auditoría de licencias
El Ministerio de Vivienda revisa más de 120 licencias otorgadas entre 1990 y 2000 a locales de ocio para verificar si cumplen la nueva guía de inspecciones. -
Indemnización colectiva
Los familiares exploran una demanda civil que podría superar los RD$3 000 millones. Un precedente similar en 2010 fijó compensaciones de hasta RD$500 000 por víctima, cifra que ahora se quedaría corta.
Más allá del Jet Set
Expertos en código de edificaciones resaltan que la última gran reforma (R-001/2011) se centra en construcciones nuevas, dejando un “limbo” para estructuras viejas y sin historial de supervisión técnica. Y mientras el ministro Bonilla impulsa nuevas reglas, urbanistas recuerdan la guía NFPA-101, estándar internacional que exige salidas de emergencia accesibles y techos evaluados contra cargas dinámicas “No es lujo, es supervivencia”, dice la ingeniera Anneliese Vialet.
Por lo pronto, el Jet Set permanece bajo custodia judicial, tapiado y con cintas amarillas que se mueven al vaivén del viento. Cada noche, velones y fotografías iluminan la entrada, recordando que la discoteca que definió generaciones hoy simboliza todo lo que se rompe cuando la supervisión cede paso a la dejadez. Las familias quieren que el estruendo de aquel techo sirva de alarma nacional y que la justicia, sin privilegios, haga su parte antes de que otra losa vuelva a caer.