La goleada 5-0 del Paris Saint-Germain sobre el Inter de Milán en la final de la Champions League desató una marea de euforia que, en cuestión de horas, se convirtió en una noche de caos: dos personas perdieron la vida, casi doscientas resultaron heridas y cientos terminaron en el calabozo.
Según cifras del Ministerio del Interior difundidas por Reuters, 559 aficionados fueron detenidos en todo el país, 491 de ellos en París, pese al despliegue de 5 400 agentes que buscaban blindar los Campos Elíseos y otras zonas calientes de la capital.
Las víctimas fatales fueron un menor de 17 años apuñalado en Dax y un joven de unos 20 años atropellado en el distrito XV de París. Además, un policía permanece en coma inducido tras el impacto de un petardo, y otros 22 agentes y siete bomberos sufrieron lesiones que van desde fracturas hasta quemaduras.
El presidente Emmanuel Macron, que horas después recibió al plantel en el Palacio del Elíseo, calificó los incidentes de “inaceptables” y prometió sanciones “implacables”. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, tildó a los responsables de “bárbaros”, mientras que la oposición de izquierda reprochó el uso de gases lacrimógenos contra manifestantes pacíficos, evidenciando una fractura política que ya venía latente por las protestas sociales de los últimos años.
La prefectura reportó 692 incendios (264 de vehículos) y el saqueo de comercios en París, Annemasse, Pau y Nantes. La policía detuvo a una treintena de personas que intentaron reventar una zapatería en los Campos Elíseos, mientras brigadas de bomberos lidiaban con contenedores y autos en llamas que colapsaron la línea de emergencias.
No es la primera vez que una celebración masiva termina mal en Francia. Tras el Mundial de 2018, la capital vivió episodios similares más de 300 arrestos y daños millonarios pese a los esfuerzos de las fuerzas de seguridad.La repetición del patrón preocupa de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024, cuyas evaluaciones de riesgo ya advertían el riesgo de disturbios y protestas “intermitentes pero violentas” durante eventos multitudinarios.
Expertos consultados en seguridad deportiva señalan que la falta de “zonas tampón” entre hinchas y turistas, el acceso fácil a material pirotécnico y la fatiga social tras años de crisis y protestas explican en parte la escalada. Recomiendan reforzar las patrullas de proximidad y agilizar los controles de alcohol y objetos peligrosos en los alrededores de los estadios, medidas que el Gobierno se ha comprometido a revisar esta misma semana.
Mientras tanto, el desfile del PSG recorrió la ciudad bajo un cordón policial aún más estricto. El club, consciente del daño reputacional, pidió a sus fanáticos “celebrar con responsabilidad” para que la primera Champions de su historia no quede manchada por la violencia.