Un operativo combinado de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y el Ministerio Público sacudió la línea fronteriza norte la madrugada de este sábado, dejando diez hombres bajo arresto, cuatro pistolas incautadas y más de un kilo y medio de presunta cocaína fuera de circulación. La acción, ejecutada en barrios de Dajabón y Montecristi, forma parte de la ofensiva antidrogas que desde principios de año ha redoblado los patrullajes en los principales corredores del microtráfico.
Los agentes practicaron tres allanamientos simultáneos dos en el municipio de Dajabón y otro en Villa Vásquez tras semanas de vigilancia encubierta. En Villa Progreso sorprendieron a cuatro sospechosos que escondían dos pistolas Glock dentro de una lavadora; en el sector La Fe cayó un quinto hombre con una pistola Taurus, 353 gramos de polvo blanco y una balanza; y en la calle El Caval fue reducido un sexto individuo al que se le ocupó otra arma calibre .380 y 157 gramos adicionales de narcótico.
Las cifras finales hablan de 1.674 kg de cocaína y 0.891 kg de marihuana decomisados, además de radios de comunicación, teléfonos y efectivo. Aunque la cantidad pueda parecer modesta frente a los grandes cargamentos marítimos, la DNCD subraya que estos puntos de venta “al menudeo” representan el eslabón más visible del negocio y el que más erosiona la seguridad barrial. En 2024 las autoridades incautaron 212,7 kg de crack y 14 toneladas de cocaína en todo el país, mientras que sólo en el primer trimestre de 2025 el organismo contabiliza ya 7.4 kg de crack y 3.5 toneladas de cocaína, un salto que confirma la presión creciente sobre las rutas internas.
Dajabón y Montecristi figuran en rojo dentro de los mapas de riesgo por su cercanía con la frontera haitiana y la red de caminos vecinales que facilitan el trasbordo rápido de mercancía. Voceros militares recuerdan que cada paquete que logra cruzar la línea limítrofe multiplica su valor hasta cinco veces en los centros urbanos del Cibao. De ahí que la estrategia se concentre ahora en pequeñas “caletas” rurales: menos vistosas que los alijos portuarios, pero cruciales para el abastecimiento de los “delivery” de droga.
Todos los detenidos enfrentarán cargos por violación a la Ley 50-88, que tipifica como tráfico la posesión de más de 250 miligramos de cocaína y de 20 gramos de marihuana. De ser hallados culpables, podrían recibir penas de hasta 20 años de prisión y multas millonarias, sanciones que la Fiscalía de Dajabón ha prometido solicitar “sin rebajas”.
La DNCD insiste en que los patrullajes mixtos continuarán “hasta limpiar cada callejón”, aunque reconoce que la efectividad última depende de la denuncia ciudadana. En el balance de los últimos 30 días la institución contabiliza 147 arrestos por microtráfico en la franja norte, 37 % más que en el mismo período de 2024.
Para los residentes de Villa Progreso y Las Flores, barrios donde la droga se ha mezclado con la cotidianidad, la pregunta es si la presencia policial durará lo suficiente como para romper el ciclo. “Hoy se siente calma; mañana veremos”, comenta una vecina que prefirió no ser identificada. Con alijos cada vez más fragmentados y vendedores reclutados entre jóvenes desempleados, el reto de las autoridades no es solo interceptar la mercancía, sino ofrecer oportunidades que hagan menos rentable el riesgo de portar un arma y un puñado de cápsulas en el bolsillo.