Evo Morales ultimátum de sus leales sacude la carrera de Andrónico

-

En el ajedrez político boliviano, las piezas se han movido de forma brusca este fin de semana los sindicatos cocaleros del Trópico de Cochabamba le dieron 24 horas al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, para que comparezca ante su bastión y explique por qué se alejó de la línea dura que encabeza Evo Morales. La advertencia no es aislada; compromete la cohesión de un bloque que, hasta hace poco, marchaba al ritmo que marcaba su “comandante”.

Según la agencia EFE, el dirigente Maicol Rojas tachó de “niñerías y tonterías” el llamado de Rodríguez a “parar los ataques” y encaminar la unidad   un video que él mismo divulgó con la promesa de renunciar a toda aspiración presidencial si se le prueba cercanía con la derecha o con Washington.

La presión llega en el momento más delicado para ambos políticos. El Tribunal Supremo Electoral descalificó el 20 de mayo la candidatura de Morales y suspendió provisionalmente a Rodríguez, una decisión que sus seguidores interpretan como maniobra para despejarle el camino al oficialismo de Luis Arce. Si Rodríguez no logra revertir esa suspensión antes del 17 de agosto  fecha de los comicios  su proyecto presidencial con la flamante Alianza Popular quedaría en el aire.

El Gobierno, por su parte, asegura que no permitirá que las movilizaciones de los “evistas” descarrilen la elección. “En agosto va a haber urnas, les guste o no”, advirtió Arce, al subrayar que la democracia no se negocia. Esa postura endurece la narrativa oficial: protestar es legítimo, impedir la elección es conspirar.

Sin embargo, el termómetro social marca fiebre. Comerciantes, maestros y transportistas han tomado las calles de La Paz y El Alto para reclamar soluciones a la inflación y a la escasez de dólares. Sus cánticos contra Arce se mezclan con pancartas que exigen el regreso de Morales a la papeleta, detonando un cóctel de demandas difícil de contener.

Internamente, el Movimiento al Socialismo vive su propia guerra fría. Morales, que abandonó el MAS para fundar “Evo Pueblo” tras perder el control de la sigla, no ha logrado alojarse en otra boleta dos partidos que le ofrecieron techo (FPV y Pan-Bol) perdieron personería por bajo rendimiento en 2020. Esa seguidilla de vetos ha llevado al exmandatario a acusar al Tribunal Constitucional de “proscripción selectiva”, aunque la corte sólo reiteró que la reelección es posible “una única vez de forma continua”.

Rodríguez, en cambio, trató de presentarse como modernizador del proyecto “progresista”, pero su intento de distanciarse sin romper lazos terminó por interpretarse como traición. Los cocaleros hoy lo emplazan con idéntica lógica que antaño usaron contra disidentes del MAS: “vienes o te vas”. La diferencia es que, esta vez, la reprimenda estalla cuando el bloque evista ya ha perdido la cobertura institucional del MAS y depende casi por completo de la presión en las calles.

Para los analistas consultados, la disputa evidencia un vacío de liderazgo dentro de la izquierda boliviana Morales conserva la base sindical, pero las clases medias urbanas ven en Rodríguez un rostro menos polarizante. Si el joven senador logra sobrevivir políticamente   y legalmente  a la arremetida, podría capitalizar el cansancio de quienes apoyan la redistribución, pero rechazan la confrontación perpetua.

Las próximas horas serán decisivas. Si Rodríguez no se presenta ante las seis federaciones cocaleras o no logra convencerlas, su capital político se reducirá y el tablero quedará prácticamente despejado para que Morales sea la única voz opositora al arco oficialista de Arce. Pero si el senador logra tender un puente, la contienda interna puede traducirse en una fórmula de unidad que, paradójicamente, refuerce la causa evista de cara a la cita electoral.

Una cosa es segura en Bolivia nadie duerme tranquilo cuando los cocaleros del trópico se impacientan. Y esta vez, su ultimátum resuena como tambores de guerra en plena campaña.

Lo Más Reciente

MÁS NOTICIAS