El Instituto Duartiano encendió las alarmas este lunes 16 de junio de 2025 al denunciar que consulados dominicanos en Haití estarían emitiendo cédulas y actas duplicadas a ciudadanos haitianos, lo que según la entidad patriótica pone en juego la seguridad nacional y la soberanía de la República Dominicana.
Durante la conmemoración del 231.º aniversario del nacimiento de María Trinidad Sánchez, su presidente, Wilson Gómez Ramírez, instó al Gobierno a “extremar los controles” en la embajada y los consulados ubicados en territorio haitiano. Gómez describió una “nueva modalidad de fraude” en la que solicitantes reportan pérdidas inexistentes para obtener documentos frescos con datos alterados.
El jurista fue más allá al recordar que, históricamente, redes dedicadas a la falsificación de pasaportes y actas han aprovechado las debilidades institucionales de ambos lados de la frontera. “Ahora no solo se falsifican papeles; se duplica la identidad entera”, advirtió, enfatizando que el Ministerio Público y la Policía Nacional ya reciben denuncias sobre estos reportes de “pérdidas” fabricados.
La preocupación de Gómez coincide con acciones recientes de la Junta Central Electoral (JCE), que en marzo desmanteló junto al Ministerio Público una red que vendía documentos dominicanos genuinos a extranjeros mediante sobornos internos. Ese operativo llevó a la detención de varios implicados y a la incautación de equipos usados para clonar cédulas.
Aunque la JCE trabaja en la depuración del registro civil y en la nueva generación de cédulas con mayores medidas de seguridad, especialistas advierten que el mercado negro se adapta rápido. Más de 13 000 haitianos fueron repatriados entre el 8 y el 22 de marzo de este año, y varios casos incluyeron documentación alterada o duplicada, de acuerdo con reportes de prensa regionales.
En este contexto, la Dirección General de Migración encara el reto de blindar los controles sin paralizar la actividad fronteriza formal que sostiene buena parte de la economía en Dajabón y Elías Piña. Analistas migratorios recuerdan que la presión social se incrementa cada ciclo electoral: votantes fantasmas y suplantaciones de identidad pueden distorsionar los padrones y caldear el debate político.
Mientras tanto, la JCE avanza en la presentación pública de la nueva cédula, que integrará chips con datos biométricos y firmas digitales; el objetivo es dificultar la duplicación y validar la autenticidad en segundos. Las pruebas piloto iniciaron este mes con organizaciones civiles y religiosas, y se espera un despliegue escalonado a partir de octubre.
El Instituto Duartiano insiste, no obstante, en que la tecnología por sí sola no bastará si persisten los bolsillos de corrupción dentro de las oficinas consulares. La entidad propone un protocolo de “doble validación” entre la Cancillería y la JCE, auditorías externas trimestrales y la rotación obligatoria del personal consular para romper posibles redes de complicidad.
Con la frontera aún tensa y las elecciones municipales de 2026 en el horizonte, el país se juega algo más que la calidad de sus documentos: la confianza ciudadana en sus instituciones. El llamado es claro y dominicano hasta la tambora a cerrar las grietas antes de que un papel mal emitido se convierta en un nuevo dolor de cabeza nacional.