La Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste) se lanzó el fin de semana a las calles y a los cables para cortar de raíz varias conexiones clandestinas que, según sus propias mediciones, drenaban más de 211 000 kWh al año y le generaban un hoyo de más de dos millones de pesos.
Según una nota de prensa de la distribuidora, técnicos acompañados de fiscales y Policía Militar Electoral intervinieron ocho negocios en Los Tres Brazos (Santo Domingo Este) y la Ciudad Colonial, además de dos colmados en La Romana. Entre los establecimientos figuran bares como Dope Room y Zona G Lounge & Bar by Fogoo, así como el JR Pichardo Sport y un almacén de helados provisto de cuartos fríos. Todos compartían un mismo denominador: el “truco” en el medidor, que permitía operar freezers y aire acondicionado industrial sin que el contador registrara el consumo real.
Los operativos se producen en un contexto en que Edeeste arrastra las mayores pérdidas técnicas y comerciales del país. El “Monitor Energético” del Ministerio de Economía reveló que la empresa cerró marzo 2024 con un 55 % de energía comprada y no cobrada, duplicando los niveles de Edenorte y Edesur. El panorama apenas ha mejorado en febrero 2025 su porcentaje seguía en 54,3 %, de acuerdo con el informe de desempeño del Ministerio de Energía y Minas citado por el periódico Hoy.
Un experto en regulación consultado recuerda que por cada punto porcentual de pérdida, el Estado debe transferir unos US$25 millones para cubrir el déficit de las distribuidoras. En otras palabras, el agujero eléctrico no solo afecta la contabilidad de Edeeste, sino también las finanzas públicas y, por extensión, el bolsillo de los contribuyentes.
La ofensiva contra el fraude viene acompañada de un llamado a la regularización voluntaria. Edeeste promete acuerdos de pago sin penalidades mayores para quienes se desconecten de lo ilegal antes de ser detectados. No obstante, advierte que la reincidencia implicará querellas penales y suspensiones definitivas del servicio. La empresa también anunció que ampliará la instalación de medidores inteligentes en corredores comerciales, una medida que, según su gerencia, reduce el margen de maniobra de los llamados “técnicos de alambre dulce”.
En un mercado eléctrico donde las pérdidas globales rondan el 37 % muy por encima del estándar latinoamericano del 15 % estas redadas buscan enviar un mensaje claro la luz que no se paga termina saliendo cara. Mientras tanto, los usuarios formales esperan que cada kilovatio recuperado se traduzca en menos apagones y, sobre todo, en una factura más justa.