SANTO DOMINGO. Edesur Dominicana sacudió el tablero eléctrico con un amplio operativo que barrió siete provincias y eliminó 2501 “pinchazos” de luz, mientras formalizó a 2468 clientes que ahora entran por la puerta grande al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI).
Según un informe corporativo difundido por la propia distribuidora, las acciones se concentraron en San Cristóbal (más de 285 fraudes desmontados), Baní, Barahona, Duvergé, Pedernales, Neiba, San Juan, Elías Piña y Azua, donde además se sumaron 1410 nuevos contratos solo en la región Sur. El equipo técnico trabajó de la mano con las gobernaciones y la Policía Nacional para cortar el servicio clandestino sin que se registraran incidentes.
Esta arremetida no es un caso aislado. En abril, la compañía ya había reportado la eliminación de 1750 fraudes y la regularización de 1566 clientes, un ritmo que confirma su estrategia de “cero tolerancia” frente al robo de energía. También en Duvergé y Neiba, la propia empresa contabilizó más de 71 conexiones ilegales desmontadas a finales de mayo
El contexto general del sistema eléctrico sigue siendo retador las pérdidas de las tres EDE –Edesur, Edenorte y Edeeste– promediaron 37.6 % en el primer trimestre de 2025, con picos de 39 % en marzo, según un reporte reciente de 7 Días. El economista Bernardo Castellanos advierte que, si no se acelera la inversión en redes y medición inteligente, reducir el déficit anual tomará “décadas, no años”. Edenorte, por su parte, logró bajar sus pérdidas a 23.1 % en los primeros cuatro meses del año, demostrando que hay espacio para mejorar.
La jugada de Edesur busca precisamente frenar esa sangría financiera. Cada contrato nuevo no solo representa ingresos formales; también libera capacidad para mejorar voltaje y continuidad en comunidades que viven al filo de los apagones. “Mientras más gente pague lo que consume, más rápido podremos modernizar las redes”, repiten los ejecutivos de la empresa en sus rondas comunitarias.
Para el usuario de a pie esto se traduce en menos fluctuaciones, menores riesgos de incendios por cableados artesanales y la posibilidad de recibir programas de eficiencia energética. Y, aunque la meta oficial del Consejo Unificado de las EDE es bajar las pérdidas a 25 % en 2026, los técnicos reconocen que el verdadero desafío está en mantener a raya a las mafias que vuelven a engancharse tan pronto los camiones se alejan.
Con todo, los resultados de esta semana mandan un mensaje claro la energía que sostiene la economía no puede seguir escapándose por conexiones fantasmas. Edesur avanza con la cizalla en mano; ahora toca que las demás piezas del engranaje autoridades, justicia y población cierren filas para que la luz llegue, “clara y sin cuento”, a cada rincón del país.