El Distrito Educativo 10-03 abrió este jueves las puertas de su décima quinta Feria de Innovaciones Pedagógicas con un mensaje claro la seguridad vial empieza en el aula. En el plantel, transformado en pequeño circuito urbano, se ven maquetas de intersecciones, semáforos artesanales y simuladores de manejo que los propios estudiantes programaron para explicar, entre risas, por qué un “pare” se respeta aunque no venga nadie.
La jornada, dedicada a los técnicos docentes recientemente jubilados del Ministerio de Educación, busca algo más que aplausos persigue que cada niño y joven regrese a casa sabiendo qué dice la Ley 63-17 y cómo aplicarla en la calle. “El conocimiento salva vidas y hoy nuestros muchachos lo están demostrando”, comentó la directora del distrito mientras grupos de tercero de básica recreaban cruces peatonales y los de bachillerato discutían el uso del casco.
Queda a la vista el resultado de meses de trabajo por proyectos. Desde maquetas con sensores de velocidad hasta podcasts estudiantiles que desmontan mitos “manejar lento no es de viejo, es de vivo”, la feria exhibe competencias reales pensamiento crítico, trabajo colaborativo y, sobre todo, vocación ciudadana.
El esfuerzo educativo coincide con el empuje de otras entidades. Bajo su campaña “Seguros con SeNaSa en Semana Santa”, el Seguro Nacional de Salud llevó al recinto la “Charla Vial Divertida”, un taller interactivo donde los más pequeños aprenden a leer señales y a decirles sin miedo a los adultos “¡Ponte el cinturón primero!”.
La necesidad es urgente. Los accidentes cobraron 3,114 vidas en 2024, a razón de una cada tres horas, según el Observatorio Permanente de Seguridad Vial, citado por Diario Libre; 54 personas resultaron lesionadas a diario ese mismo año. El país arrastra así la segunda tasa de mortalidad vial más alta de la región 27 fallecidos por cada 100 000 habitantes, reto que el recién firmado Pacto Nacional por la Seguridad Vial aspira a reducir en un 15 % anual para 2030, reforzando multas, sistema de puntos y campañas educativas.
Ese pacto nacional respalda lo que la Ley 63-17 plantea desde 2017 integrar la educación vial al currículo obligatorio. Sin embargo, la norma sigue siendo letra muerta en muchos centros. Los maestros que lideran esta feria demuestran que sí se puede; faltan recursos, pero sobra creatividad.
Mientras el Intrant ultima la campaña “Una moto, un casco”, los niños del 10-03 ya diseñaron chalecos reflectivos con materiales reciclados y proponen difundir códigos QR en paradas de guagua para que cualquiera consulte las reglas básicas de tránsito. Pequeñas ideas que podrían escalar si reciben apoyo institucional.
Al final de la visita, un estudiante de séptimo, casco en mano, resume la jornada mejor que cualquier discurso “Profe, si sabemos las reglas desde chiquitos, de grandes no andamos adivinando”. Esa frase, nacida entre pancartas de cartulina y semáforos de foami, es la mejor señal de que la feria está en el carril correcto.