Elon Musk puso punto final a su corta aventura como Empleado Especial del Gobierno de los Estados Unidos con un mensaje en X en el que agradeció al expresidente Donald Trump “la oportunidad de ayudar a reducir el gasto innecesario”. El empresario no ofreció detalles sobre los logros concretos de su encomienda, pero insistió en que la misión @DOGE acrónimo interno para Department of Government Efficiency “solo se fortalecerá con el tiempo” y terminará convirtiéndose en “forma de vida” dentro de la estructura federal.
Fuentes cercanas a la anterior administración describen a @DOGE como un laboratorio de ideas que buscaba trasladar la filosofía lean de Silicon Valley a los despachos de Washington. La meta oficial era recortar burocracia, acelerar la adopción de IA y, sobre todo, desinflar el siempre cuestionado gasto operativo. Hasta ahora no hay informes públicos que midan su impacto, lo que abre interrogantes sobre la verdadera eficacia del experimento.
La urgencia de atacar ese despilfarro no es asunto menor: en el año fiscal 2024, las agencias federales admitieron pagos improcedentes por unos US$162 000 millones, según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés). Y la propia GAO mantiene 38 áreas del gobierno en su High-Risk List, vulnerables a fraudes y a mala gestión, pese a que los correctivos aplicados desde 2010 han ahorrado cerca de US$759 000 millones al fisco.
En perspectiva, la colaboración público-privada no es nueva para Musk. En 2017 ya había formado parte de los consejos asesores de Trump, aunque abandonó el cargo tras el retiro de EE. UU. del Acuerdo de París. Ocho años después regresó con un papel más operativo, lo que levantó críticas sobre posibles conflictos de interés mientras dirigía Tesla, SpaceX y X. Sus defensores, sin embargo, subrayan que las agencias espaciales y de transporte llevan décadas externalizando innovación y que incorporar “mentalidad start-up” no es pecado sino necesidad.
Queda la gran incógnita ¿seguirá Musk ligado a @DOGE desde fuera o el proyecto quedará huérfano? Su mensaje suena a despedida definitiva, aunque voces internas aseguran que permanecerá como consejero informal. Mientras tanto, watchdogs presupuestarios reclaman que cualquier iniciativa similar venga acompañada de métricas claras y auditorías independientes, so pena de convertirse en otro elefante blanco de Washington.
Al cierre, la única certeza es que el magnate se va justo cuando la discusión sobre el techo de la deuda y el tamaño del Estado vuelve a copar titulares. Si @DOGE pretende trascender la figura de Musk, deberá mostrar resultados tangibles procesos simplificados, plazos más cortos y ahorros verificables antes de la próxima ronda presupuestaria. De lo contrario, su promesa de un gobierno “más ágil” se quedará, como tantas otras, en un tweet bien intencionado.