Embajador ruso en Japón asistirá al 80º aniversario de Nagasaki

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El 9 de agosto, cuando la campana de la Paz vuelva a sonar en Nagasaki, la delegación diplomática de Rusia tendrá rostro: Nikolay Nozdrev, su embajador en Tokio, confirmó que ocupará un asiento en la ceremonia por las víctimas de la segunda bomba atómica lanzada en 1945. Será la primera presencia rusa desde que Moscú invadió Ucrania en 2022, hecho que había dejado al Kremlin fuera de la lista de invitados en las dos conmemoraciones anteriores.

Según explicó EFE, la alcaldía de Nagasaki rompió el veto que mantenía sobre Rusia y Bielorrusia y decidió cursar invitaciones a las 157 legaciones diplomáticas acreditadas en Japón, incluidas las de países en el punto de mira internacional como Israel, también ausente el año pasado.

El alcalde Shiro Suzuki justificó la apertura con un argumento que retumba en una ciudad marcada por la memoria nuclear “Queremos que cada nación vea, de primera mano, las consecuencias de las armas atómicas”.  Esa decisión contrasta con la de 2024, cuando la exclusión de ciertos países provocó el boicot silencioso de embajadores del G7 y la Unión Europea.

Hiroshima sigue otro protocolo

En Hiroshima donde la bomba cayó el 6 de agosto el protocolo difiere la alcaldía no envía invitaciones formales sino simples notificaciones, dejando a cada gobierno la libertad de asistir o no. El propio Nozdrev descartó su presencia allí alegando cuestiones de agenda y “particularidades diplomáticas”.

Más que un gesto protocolario

El regreso de Rusia al acto de Nagasaki llega en un momento de tensiones renovadas: Moscú ha insinuado en varias ocasiones que el uso de armas nucleares sigue “sobre la mesa”, mientras Japón se mantiene firme en la línea de sanciones coordinadas con el G7. Para Tokio, permitir la presencia rusa es un mensaje dual mantener abierto el canal diplomático sin suavizar la condena a la invasión de Ucrania.

No es un detalle menor que la invitación coincida con el 80º aniversario y con un clima global donde la modernización de arsenales nucleares avanza. Estudios del Instituto de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI) señalan que, en 2024, nueve potencias atómicas incrementaron su gasto conjunto en un 13 %. Ese contexto da mayor peso simbólico a la decisión de Nagasaki.

Las cifras que siguen doliendo

El ataque del 9 de agosto de 1945 mató a unas 74 000 personas en cuestión de meses y dejó secuelas irreparables. Sumadas las víctimas de Hiroshima, la cifra supera las 210 000 vidas truncadas, de acuerdo con estimaciones oficiales citadas por la prensa nipona.

Lo que está en juego

Para Japón, adalid del desarme pero protegido bajo el paraguas nuclear estadounidense, la ceremonia es también un termómetro diplomático. Si Nozdrev finalmente asiste y todo apunta a que sí será una foto incómoda para quienes abogan por aislar por completo al Kremlin; pero, al mismo tiempo, refuerza la narrativa japonesa de que el diálogo sobre la no proliferación debe incluir incluso a los más reticentes.

En suma, la silla reservada para Rusia en Nagasaki no es solo un gesto de cortesía es un recordatorio de que la memoria histórica puede servir de puente, aun cuando el presente esté cargado de desconfianza y amenaza atómica.

Penelope Herrera
Penelope Herrera
Periodista digital con más de 4 años de experiencia en medios de comunicación. Secretaria Ejecutiva en empresa de desarrollo web y publicidad digital.

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