Washington, D.C.Un doble homicidio a las puertas del Museo Judío de la capital estadounidense dejó sin aliento a la comunidad diplomática la noche del miércoles. Dos jóvenes empleados de la embajada de Israel, Yaron Lisinsky (28) y Sarah Lynn Milgrim, fueron abatidos a tiros a la salida de un evento del Comité Judío Estadounidense. El atacante, identificado como Elías Rodríguez (30), fue capturado de inmediato mientras vociferaba consignas propalestinas, según testigos.
Según la agencia EFE, Rodríguez, residente de Chicago, merodeó el perímetro antes de abrir fuego y luego ingresó al museo, donde el personal de seguridad lo redujo sin que se registraran más víctimas. La Policía Metropolitana y el FBI manejan el caso como un posible crimen de odio antisemita y revisan sus vínculos con grupos extremistas.
Las cifras respaldan la alarma el FBI registró 11 862 incidentes de odio en 2023, con la religión judía como la motivación más frecuente; en 2024, la Liga Antidifamación (ADL) contabilizó 9 354 actos antisemitas, el mayor número desde que lleva registros, y advirtió que los ataques violentos crecieron un 11 % respecto al año previo.
Fuentes policiales confirmaron que Rodríguez actuó solo y que el arma, una pistola semiautomática, fue recuperada tras indicar él mismo dónde la arrojó. En paralelo, fiscales federales se preparan para imputarlo por asesinato agravado y violación de la Ley de Delitos de Odio de 2009, lo que añadiría cargos federales además de los estatales.
La conmoción trascendió fronteras. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, prometió “cero tolerancia” al extremismo violento, mientras el expresidente Donald Trump calificó el ataque como “un acto claramente antisemita que exige una respuesta firme”. El presidente israelí, Isaac Herzog, subrayó que “ni el terror ni la incitación doblegarán el espíritu del pueblo de Israel”.
Medios internacionales como Reuters destacaron que la pareja, conocida por impulsar el diálogo palestino-israelí, planeaba comprometerse la próxima semana en Jerusalén, detalle que ha añadido una dimensión aún más trágica al caso.
El episodio reaviva la discusión sobre la seguridad de las representaciones extranjeras en EE.UU. Tras el tiroteo, el Departamento de Estado emitió una circular urgente instando a todas las misiones diplomáticas a revisar sus protocolos de protección, un procedimiento que suele adoptarse solo cuando existe “amenaza creíble inminente”, según fuentes consultadas.
Organizaciones judías y defensores de derechos civiles reclaman mayor coordinación para frenar la retórica de odio que circula en redes sociales, un caldo de cultivo que, de acuerdo con expertos en extremismo, facilita la radicalización de actores solitarios. Algunas de esas entidades piden que las plataformas digitales endurezcan la moderación de contenido que glorifique la violencia.
Mientras la investigación avanza, familiares, amigos y colegas de Lisinsky y Milgrim preparan homenajes para recordar su labor diplomática y su compromiso con la convivencia. La comunidad israelí en Washington, sacudida pero firme, prometió “no dejarse amedrentar”, reflejando una determinación que, por ahora, parece más fuerte que el miedo.