España impulsa ratificación global del Acuerdo del Océano con miras a la cumbre de Niza

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El panorama mundial reclama una defensa sólida de los recursos marinos, y en esa línea, España ha tomado la batuta para alentar a más de un centenar de naciones a respaldar el Acuerdo del Océano. Esta iniciativa —firmada en 2023— busca equilibrar la prosperidad compartida con la conservación de espacios vitales para el planeta y, sobre todo, para las futuras generaciones.

Según informaciones difundidas por EFE, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico de España, Sara Aagesen, ha enviado una misiva a su homóloga de Brasil y a otros gobiernos con la solicitud formal de ratificar el instrumento conocido como BBNJ (Biodiversidad Marina de Zonas Fuera de la Jurisdicción Nacional). A pesar de que ya son varios los países que han dado el paso, hacen falta al menos 39 ratificaciones más para garantizar la entrada en vigor de este acuerdo que, de aprobarse a plenitud, quedará respaldado en la próxima Cumbre del Océano de Niza, programada del 9 al 13 de junio de 2025.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha expresado que alrededor de dos tercios del océano se encuentran fuera de los límites jurisdiccionales, un dato que recalca la urgencia de actuar. A fin de cuentas, la salud de este patrimonio común repercute en la regulación climática, la pesca y las economías regionales. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que millones de puestos de trabajo en el mundo dependen de las actividades relacionadas con los mares. Protegerlos resulta fundamental para sostener la producción alimentaria y mantener a raya problemas como la sobreexplotación y la contaminación por plásticos.

En el territorio latinoamericano, las esperanzas están puestas en que las naciones costeras y sus vecinos insulares asuman un compromiso firme. Muchos ven en el BBNJ una especie de salvavidas para la pesca artesanal y la biodiversidad marina, sobre todo en zonas donde la gobernanza pesquera enfrenta serios retos. En buen dominicano, no se puede quedar uno de brazos cruzados cuando la próxima gran cita de Niza se asoma en el horizonte; un respaldo firme a este instrumento traería mayor dinamismo al multilateralismo y al manejo responsable de los océanos.

Hay quienes subrayan que esta ratificación ofrece una oportunidad inigualable para reforzar la agenda medioambiental a escala global. Es la ocasión de establecer métodos científicos de monitoreo, generar pautas claras para las áreas protegidas de alta mar y, por supuesto, afianzar el intercambio de tecnología y conocimientos. Aunado a esto, los países firmantes tendrían un sustento legal más robusto para abordar los desafíos derivados del cambio climático, a menudo ignorados en la frontera azul que va más allá de las 200 millas náuticas.

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