Estudiantes conocen proceso de agua potable en Bonao

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Bonao, R.D.  Sesenta muchachos del Colegio Juan Pablo Duarte dejaron atrás las aulas para ponerse cascos y botas en la planta de tratamiento de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Monseñor Nouel (Coramon). Allí descubrieron, paso a paso, cómo el agua que llega turbia desde el Yuna termina cristalina en sus casas.

La visita, guiada por el ingeniero Roque Alexio Badía Ventura, director de Coramon, se convirtió en una clase viva floculación, sedimentación, filtrado y cloración dejaron de ser palabras raras cuando los estudiantes vieron los tanques gigantes “hervir” de químicos que atrapan impurezas y las descargas finales que certifican la potabilidad. Más de uno aprovechó para preguntarle al director por los cortes recientes y cómo se decide cuándo racionar el servicio.

El profesor Joel responsable del grupo celebró la experiencia y lanzó un reto a otros centros “Si todos vieran este proceso, cuidarían cada gota”. No exagera. Datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos indican que el 31 % del agua tratada en el país se pierde en fugas o conexiones ilegales, y apenas la mitad de los municipios cuenta con un sistema de monitoreo continuo de calidad. Esa realidad obliga a valorar cada iniciativa que acerque la ciencia del agua a los más jóvenes.

Expertos en educación ambiental coinciden visitas como la de Coramon no solo enseñan química básica, sino que refuerzan valores cívicos. La UNESCO destaca que la formación temprana en gestión hídrica reduce hasta un 20 % las prácticas de desperdicio en comunidades escolares. En Bonao, donde el crecimiento urbano ya tensa las redes de distribución, esa reducción sería oro líquido.

Al despedirse, los estudiantes salieron con un souvenir poco habitual el recuerdo de un vaso de agua recién clorada, aún tibia por la etapa de contacto. “Sabe diferente dijo una alumna, sabe a esfuerzo”. Y ahí radica la lección: detrás de cada giro de llave hay ingeniería, inversión pública y una responsabilidad compartida. Coramon promete repetir la jornada el próximo semestre; ojalá más escuelas se apunten, porque entender el viaje del agua es el primer paso para no desperdiciarla.

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