Éxodo de Semana Santa repunta en medio del duelo nacional por el colapso del Jet Set

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Las mochilas, las funditas de habichuelas con dulce y los rosarios volvieron a llenar las terminales de autobuses de la capital. Aun con el corazón encogido por la tragedia de la discoteca Jet Set, cientos de capitaleños comenzaron a desplazarse este Miércoles Santo hacia sus pueblos natales, decididos a refugiarse en la familia y la fe durante el asueto.

Como reseña el diario Hoy, la cronista Lency Alcántara constató en un recorrido por las paradas del kilómetro 9 de la autopista Duarte que la afluencia de pasajeros supera la de años anteriores, incluso con la “resaca emocional” que dejó el derrumbe que costó más de 220 vidas. “En medio de esto me encuentro que está saliendo mucha gente”, apuntó Cecilio Martínez, encargado de la ruta hacia María Trinidad Sánchez, mientras ajustaba la lista de boletos vendidos.

El dolor colectivo no ha frenado del todo el movimiento. “Cambiar la playa por la iglesia fue lo más sensato después de lo que pasó”, confesó la maestra Ángela Toribio antes de abordar un autobús rumbo a Cotuí. Su decisión refleja un giro en las costumbres de la Semana Mayor: menos fiestas, más reflexión. De hecho, el Ministerio de Turismo anticipa que la ocupación hotelera en zonas costeras será un 12 % menor que en 2024, según estimaciones preliminares divulgadas el lunes.

El país sigue pendiente de las investigaciones sobre la caída del techo del Jet Set, cuyo balance oficial asciende a 226 fallecidos y 14 heridos críticos, de acuerdo con el último informe del Ministerio de Salud.​ La Fiscalía del Distrito Nacional citó para este jueves a los ingenieros responsables de la remodelación del local, mientras gremios de la construcción reclaman una revisión urgente del Código Sísmico.

Para mitigar riesgos en carretera, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) desplegó 49,997 brigadistas y voluntarios de 22 instituciones bajo el operativo “Conciencia por la Vida, Semana Santa 2025”, activo desde mañana jueves a las 2:00 p. m. hasta el Domingo de Resurrección. El dispositivo incluye 3,500 puestos de socorro, 283 ambulancias y 19 helicópteros listos para evacuar a cualquier herido grave en menos de 15 minutos, según precisó su director, el general Juan Manuel Méndez.

En paralelo, el INTRANT prohibió la circulación de camiones de carga desde las 6:00 a. m. del Jueves Santo hasta las 5:00 a. m. del lunes 21 de abril, salvo vehículos que transporten combustibles, alimentos perecederos o medicinas. La entidad recordó que los infractores se exponen a multas equivalentes a un salario mínimo del sector público descentralizado y al retiro temporal de la licencia.​

Los choferes consultados celebran la medida, aunque advierten que los peajes gratuitos anunciados para el retorno del domingo podrían generar “tapones de padre y señor nuestro” si la Digesett no refuerza los carriles de ascenso al Gran Santo Domingo.

Mientras tanto, las iglesias han ampliado sus horarios de confesión y las juntas de vecinos organizan viacrucis barriales en homenaje a los fallecidos del Jet Set. El padre Víctor Tolentino, párroco de El Almendro, resume el sentir popular: “Esta Semana Santa el país viaja, sí, pero viaja con un nudo en la garganta; la fe nos mueve, la memoria nos frena”.

Con el duelo todavía a flor de piel y los autobuses llenándose a ritmo acelerado, República Dominicana se encamina a una Semana Mayor inusual: más silenciosa, más vigilada y, tal vez, más consciente de la fragilidad que nos une.

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