Fallece Rubby Pérez en pleno concierto el derrumbe en Jet Set sacude al merengue dominicano

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La noche que debía ser un momento de fiesta en la discoteca Jet Set terminó teñida de luto. Las autoridades de rescate confirmaron el fallecimiento de Roberto Antonio Pérez Herrera, mundialmente conocido como Rubby Pérez, un ícono del merengue que, con su potente voz, puso a bailar a generaciones. El techo del local colapsó pasadas la una de la madrugada, atrapando a decenas de personas bajo un amasijo de hierros y concreto. Testigos cuentan que el artista, de 69 años, llegó a entonar una de sus canciones para guiar a quienes trataban de localizarlo.

Según la periodista Arelis Suero en deultimominuto, el desastre ocurrió cuando Rubby y su banda se encontraban en plena presentación, lo que convirtió la escena en un caos desbordante. Al menos 58 personas han perdido la vida hasta el momento, mientras que los cuerpos de socorro continúan removiendo escombros con la esperanza de encontrar supervivientes. El Jet Set, situado en la zona metropolitana de Santo Domingo, era un referente de la vida nocturna, conocido por presentar a grandes exponentes de la música dominicana y por su público entusiasta, siempre dispuesto a “gozar” toda la noche.

Citando reportes oficiales de la Defensa Civil, la estructura colapsó de forma repentina, y hasta ahora no se han ofrecido conclusiones definitivas sobre el origen de la falla. Algunos asistentes declararon que se escucharon crujidos minutos antes, pero la celebración no se detuvo hasta que el techo cedió. En redes sociales circulan videos que muestran la desesperación de los presentes, quienes intentaban auxiliar a los atrapados entre los restos del local. La noticia sacudió no solo a los capitaleños, sino también a la amplia comunidad de seguidores de Rubby Pérez, tanto en el país como en el extranjero.

El merenguero, nacido en Bajos de Haina en 1956, fue un apasionado del béisbol antes de encontrar su verdadera vocación. La música le había abierto puertas desde muy joven, motivándolo a estudiar en el Conservatorio Nacional de Santo Domingo. Algunos cercanos recuerdan el empeño con el que dominó piano y guitarra antes de saltar al estrellato junto a orquestas legendarias. Su ingreso a la agrupación de Wilfrido Vargas en la década de los 80 marcó un antes y un después en su trayectoria, regalándole éxitos que se convirtieron en referentes obligados del merengue clásico. Su partida deja un vacío enorme en la cultura popular dominicana.

Para muchos, Jet Set representaba el escenario perfecto para artistas que deseaban ganarse el cariño del público local. A través de los años, el lugar se volvió un punto de encuentro para personas de distintas edades, todas unidas por el entusiasmo de la música en vivo. Algunos portales, como Diario Libre y Listín Diario, han reseñado la importancia histórica de este escenario para el desarrollo del merengue y otros ritmos caribeños. El derrumbe, por tanto, no solo golpea a una familia artística, sino que también hiere la identidad festiva de todo un país acostumbrado a alegrías nocturnas.

El Gobierno ha declarado días de duelo, reconociendo la labor social y cultural de figuras como Rubby Pérez, quien usaba su voz para contagiar sonrisas dentro y fuera de los escenarios. Son muchos los que han tomado la palabra en las redes para enaltecerlo, recordando su disciplina y solidaridad. Otras estrellas del merengue y la música tropical han expresado su desconsuelo, señalando que la desaparición de un ícono tan querido duele como la partida de un pariente cercano.

Nadie esperaba una noticia tan desgarradora en un lugar que simbolizaba pura alegría. Hoy, la población dominicana se une en oraciones por las víctimas y sus familias. Es una prueba difícil para la comunidad artística y un despertar amargo para quienes siempre vieron en el Jet Set un espacio seguro para bailar, reír y desconectarse de la rutina. Mientras las investigaciones avanzan, queda la esperanza de que este suceso abra paso a una revisión profunda de los protocolos de seguridad en sitios de gran afluencia.

La huella de Rubby Pérez prevalecerá en cada disco, en cada compás y en cada grito de “¡merengue!” que retumbe en tierras quisqueyanas. Aunque su voz se apagó de manera inesperada, muchos la sienten aún viva en cada recuerdo, en cada tarima que él llenó con su alegría única. Su trayectoria encarna el amor por la música que caracteriza a la República Dominicana: imparable, vibrante y capaz de estremecer el corazón del mundo.

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