El amanecer en el sector Jerusalén trajo un golpe de realidad tan crudo como inesperado. Gritos de angustia y rostros compungidos se multiplicaron en torno a una vivienda de dos niveles donde, según testigos, todo transcurría en calma hasta la madrugada del lunes. A las 3:10, el silencio cedió ante el estruendo de varios disparos que dejaron a toda la barriada sumida en la incredulidad. El capitán retirado de la Armada de la República Dominicana (ARD), identificado como Fabio Montero Berigüete, habría terminado con la vida de su esposa, su hijo y su nuera, además de herir a otro de sus descendientes, antes de quitarse la propia.
Según Listín Diario, en un reporte realizado por la periodista Lizbeth Chalas, las autoridades locales y la comunidad coincidieron en describir a Montero como un hombre poco hablador, cuya rutina incluía sentarse cada tarde bajo un árbol frente a la casa familiar para vigilar un pequeño negocio. Su pareja, Ofrany Canario Montero, trabajaba con dedicación en un centro educativo de la zona. Ambos habitaban ese hogar desde hacía más de 15 años, recibiendo visitas ocasionales de sus hijos y otros familiares.
La tragedia dejó consternación en cada esquina del vecindario. Los cuerpos fueron hallados en diferentes habitaciones, con evidencia de una pistola nueve milímetros y varios casquillos desperdigados por la escena. La única persona que sobrevivió, un hijo de aproximadamente 25 años, habría sido alcanzado en el brazo por un proyectil. Las autoridades, junto a la Policía Científica, levantaron los restos y confirmaron que tres de ellos serían velados en la funeraria Gresefu, mientras la nuera podría recibir sepultura en su provincia de origen, El Seibo. A esta hora, la investigación sigue abierta, y se desconoce el estado de salud exacto del joven herido.
Algunos expertos en comportamiento social, como los consultados en reportes del Observatorio de Seguridad Ciudadana, señalan que episodios de violencia intrafamiliar pueden tener múltiples detonantes, incluyendo factores de salud mental, estrés económico y conflictos no resueltos. La República Dominicana ha registrado varios casos de alto perfil en los últimos años, lo que mantiene en alerta tanto a las autoridades como a la ciudadanía. Si bien no se han difundido conclusiones oficiales sobre las motivaciones de este lamentable suceso, la comunidad insiste en que Montero mostraba una vida hogareña estable, sin señales de problemas visibles.
Es vital que las instituciones públicas y la sociedad dominicana fortalezcan la prevención de la violencia en el hogar. Para muchos, la educación en valores y el apoyo psicológico temprano resultan determinantes. Al final del día, lo que ocurrió en el sector Jerusalén va más allá de una simple noticia. Convoca a una reflexión profunda sobre la salud emocional, el manejo de conflictos y la necesidad de tender puentes de asistencia, antes de que tragedias como ésta continúen sacudiendo a nuestras familias.