Las calles de Friusa en BĆ”varo, Punta Cana, se estremecieron con una concurrida marcha donde cientos de personas ondearon banderas, levantaron pancartas y expresaron su inconformidad respecto a la presencia de inmigrantes ilegales en territorio dominicano. Desde primeras horas del pasado domingo, la multitud se hizo sentir con frases enĆ©rgicas y un ambiente de fervor cĆvico, respaldado por un notorio dispositivo militar que veló por el orden en la zona.
Tal como informó deultimominuto, la periodista Elsa Cesilia Feliz describió el ambiente como una verdadera movilización de voluntades que exhibĆa consignas como āEn RD una sola banderaā y āDios, Patria y Libertadā. El movimiento nacionalista Antigua Orden Dominicana, encabezado por Ćngelo VĆ”squez, canalizó la convocatoria en un punto neurĆ”lgico de la costa este, donde la comunidad local ha manifestado inquietud por la creciente presencia de nacionales haitianos en los Ćŗltimos aƱos.
De acuerdo con reportes de la Dirección General de Migración, el tema de la frontera ha sido objeto de anĆ”lisis constantes. Varias organizaciones de la sociedad civil sostienen que las condiciones económicas y sociales en regiones limĆtrofes fomentan el flujo irregular de personas. En ese contexto, voces del entorno acadĆ©mico subrayan la necesidad de equilibrar la protección de los derechos humanos con el control migratorio. Se oye decir en foros nacionales que, a pesar de las tensiones, urge una polĆtica migratoria moderna y claramente definida.
Algunos historiadores locales aseguran que la interacción entre ambas naciones en la isla se remonta a siglos atrĆ”s, con mĆŗltiples momentos de cooperación y, a la vez, de fricción. La dinĆ”mica reciente empuja a plantear debates sobre la atención sanitaria, la educación y la seguridad ciudadana. Varias fuentes pĆŗblicas recalcan que la falta de un plan unificado podrĆa repercutir en el presupuesto nacional, sobre todo en Ć”reas crĆticas como la salud materna.
Este episodio en BĆ”varo revela el sentir de quienes exigen medidas mĆ”s estrictas, a la vez que propone un punto de partida para examinar la realidad binacional con mayor profundidad. Es muy probable que, con la presión ciudadana y el ojo alerta de la comunidad internacional, surjan nuevas discusiones sobre cómo afrontar la cuestión migratoria y, al mismo tiempo, mantener la convivencia pacĆfica en la zona fronteriza.