El pasado domingo, la zona de Friusa en BĆ”varo vivió una intensa jornada de manifestaciones, donde se convocó a cientos de personas que exigĆan una revisión profunda de la situación migratoria y la seguridad local. A lo largo de la tarde, se presenció el despliegue de efectivos policiales y de otros cuerpos castrenses que, en un momento de gran tensión, detuvieron al menos a un manifestante. El suceso generó preocupación en distintos sectores y evidenció la necesidad de un mayor diĆ”logo en torno a estas demandas ciudadanas.
Tal como informa deultimominuto, en su cobertura realizada por la periodista Arelis Suero, los agentes que se encontraban en las inmediaciones usaron agua a presión y bombas lacrimógenas para dispersar a los asistentes, incluidos reporteros que cubrĆan los hechos. Este tipo de acciones no solo encendió las alarmas sobre el respeto a los derechos fundamentales, sino que revivió un debate de larga data relacionado con el control de la inmigración y la preservación del orden pĆŗblico en esta región turĆstica.
Dicha protesta fue organizada por la Antigua Orden Dominicana, un grupo nacionalista fundado en 2012, que insiste en salvaguardar la soberanĆa criolla frente a la presencia de extranjeros sin documentos, sobre todo haitianos. Diversas fuentes pĆŗblicas, como el Ćŗltimo informe de la Dirección General de Migración, indican que en los polos turĆsticos del paĆs se concentra una proporción significativa de inmigrantes en situación irregular. Algunos activistas seƱalan que esta realidad, si bien es parte de un fenómeno global, requiere acciones responsables que consideren tanto la seguridad local como los derechos humanos.
De igual modo, en reportes de prensa independientes y encuestas ciudadanas recientes, se destaca que el 70% de los dominicanos residentes en zonas turĆsticas percibe la necesidad de un control migratorio mĆ”s estricto. No obstante, varios analistas advierten sobre la importancia de combinar estas polĆticas con propuestas inclusivas que promuevan el entendimiento, la cooperación binacional y la estabilidad social.
Resulta evidente que estos hechos son un llamado a analizar, sin tapujos, la dinĆ”mica migratoria en la RepĆŗblica Dominicana. Garantizar la seguridad y, a la vez, proteger la dignidad de todos los involucrados se convierte en el gran desafĆo. Los lĆderes de la Antigua Orden Dominicana han manifestado su intención de continuar con futuras jornadas de concienciación, siempre y cuando sean respaldadas por los permisos pertinentes de las autoridades.