Filtraciones y roturas ponen en jaque a la Gran Arena del Cibao

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Santiago de los Caballeros. Las goteras que se cuelan cuando arrecia la lluvia, el agua que brota de tuberías reventadas y los escapes de los aires acondicionados se han convertido en el pan de cada día en la Gran Arena del Cibao Dr. Óscar Gobaira. El coliseo más emblemático del norte, sede de los Metros de Santiago y de conciertos de primera línea, hoy lucha por no dejarse vencer por el óxido y la humedad.

Un reportaje de Listín Diario describió esta semana cómo el techo del pabellón remozado por última vez en 2008 perdió sus planchas de cobre y, con la sustitución por láminas de zinc, quedó expuesto a la corrosión y a la acción del viento, provocando filtraciones que ya amenazan el tabloncillo de juego.​

La situación no es menor la instalación, con capacidad para unos 7 300 aficionados tras su modernización de RD$ 528 millones, es punto de encuentro deportivo, cultural y turístico en la región del Cibao.​Ahora mismo, explica el administrador Ramón “Tony” Peña, el personal tapa “agujeros aquí y allá” cada vez que llueve, pero el problema avanza más rápido de lo que la mano de obra puede contener.

Tuberías al límite y aires que sudan

A las goteras se suma la rotura de líneas internas de agua. CORAASAN elevó recientemente la presión del Acueducto Cibao Central para compensar la sequía de inicio de año, provocando estallidos en ramales antiguos dentro de la arena.Aunque los fontaneros ya sustituyen tramos dañados, cada fuga implica cerrar baños y cortar el suministro a los kioscos, un golpe duro para los eventos masivos.

En el cielo raso, unidades de climatización con más de quince años de servicio sudan literalmente; el goteo constante obliga a colocar cubos detrás de las gradas y a apagar equipos en pleno juego para evitar cortocircuitos. Los técnicos calculan que los trabajos de sellado y reubicación de drenajes van por un 75 % de avance, pero advierten que la solución definitiva requiere renovar todo el tendido de PVC.

Llega Onesvie radiografía estructural

A instancias del Ministerio de Deportes y la Vicepresidencia, la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie) inspeccionó este miércoles la estructura. El equipo de ingenieros levantará un informe sobre el estado del domo, las vigas y las juntas de dilatación: sin ese dictamen no puede aprobarse un presupuesto de intervención mayor.​

Expertos consultados advierten que las filtraciones continuas aceleran la fatiga del hormigón y, en temporada ciclónica que arranca el 1.º de junio, cualquier debilitamiento del techo multiplicaría el riesgo de desprendimientos.

Una historia que se repite

La arena no es el único inmueble deportivo que “coge agua” en el país. Un reporte reciente documentó puentes peatonales y techados de canchas en condiciones similares; la falta de mantenimiento preventivo es la constante.​Para el ingeniero estructural Juan Antonio Fermín, las grandes obras de los años 70 y 80 han llegado simultáneamente a fin de vida útil: “Hay que invertir hoy o pagar el triple después”, sentencia.

En 2023, Diario Libre mostraba imágenes del manto impermeabilizante arrancado en varios paños de la Gran Arena, exposición que aceleró el deterioro y la pérdida de anclajes. El problema se agudiza con lluvias más intensas: la provincia de Santiago registró un 18 % más de precipitación promedio el último lustro, según la Oficina Nacional de Meteorología.

¿Qué hace falta?

Fuentes del Ministerio de Deportes estiman que reparar el techo con paneles tipo “standing seam” y sustituir las tuberías galvanizadas costaría cerca de RD$ 120 millones. El reto es encontrar los fondos sin interrumpir el Torneo Superior de Baloncesto de la ABASACA, que empieza en julio.

Mientras tanto, “lo que hay es brega”, admite Peña. Se colocará una lona provisional sobre las secciones más críticas y se reubicará el sistema de drenaje de los aires para proteger el parquet. Pero la pelota está en la cancha del gobierno central sin una inyección de recursos, la Gran Arena orgullo de Santiago desde 1978 corre el riesgo de que un aguacero cualquiera suspenda el espectáculo y deje a la fanaticada mirando al techo literalmente.

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