El presidente y CEO de Hyatt Hotels Corporation, Mark Hoplamazian, ha vuelto a tirar de su inagotable fe en la resiliencia del sector para anticipar la próxima gran sacudida que, según él, ya se cierne sobre los negocios con intereses globales: la guerra arancelaria que enfrenta a Estados Unidos y China y amenaza con extenderse como pólvora por la economía internacional. Al igual que cuando le tocó pilotar la compañía tras el 11‑S, durante la Gran Recesión o en los días más duros de la pandemia, el ejecutivo insiste en que “la actitud positiva no es un adorno, sino un arma estratégica”.
Según publicó el portal especializado Arecoa, Hoplamazian repasó uno a uno los sobresaltos que ha superado la cadena –desde el hundimiento de Lehman Brothers hasta el cierre de fronteras por la COVID‑19– y recordó que el grupo, con más de 347 000 habitaciones y una apuesta decidida por el modelo asset‑light, ha aprendido a crecer sin estar atado a los vaivenes del ladrillo.
Ese optimismo contrasta con las señales que envían los organismos multilaterales: la Organización Mundial del Comercio recortó esta misma semana su previsión de crecimiento del comercio mundial para 2025 y advierte de un retroceso del ‑0,2 % si la espiral de aranceles –algunos ya por encima del 100 %– sigue escalando entre Washington y Pekín. La directora general, Ngozi Okonjo‑Iweala, alertó de que una ruptura total entre las dos mayores economías del planeta llegaría a restar hasta un 7 % al PIB global Reuters.
Frente a ese escenario, Hyatt presume de músculo. En enero la compañía anunció la expansión de su pipeline a 13 destinos nuevos en Europa, África y Oriente Próximo, después de haber incrementado su cartera global en casi un 90 % desde 2017, hasta superar los 1 350 hoteles Hyatt Newsroom. Pocos días más tarde detalló la reorganización de sus marcas en cinco grandes portafolios –Luxury, Lifestyle, Inclusive, Classics y Essentials– y un pipeline récord de 138 000 habitaciones Hyatt Newsroom. El movimiento persigue dos objetivos: simplificar la propuesta para el viajero y, sobre todo, ofrecer rendimientos más predecibles a los propietarios en un momento en que el capital empieza a encarecerse.
Uno de los vectores estratégicos que sostienen esa confianza es la fórmula todo incluido de alta gama, un segmento que hasta hace poco se asociaba a los resorts del Caribe y que ahora conquista el Mediterráneo. La compra de Apple Leisure Group en 2021 y la reciente sociedad al 50‑50 con el grupo español Piñero han catapultado a Hyatt como uno de los primeros operadores “all‑inclusive” del planeta; solo en España ha pasado de 4 a 55 hoteles –más de 14 500 habitaciones– en cinco años Hyatt Newsroom. El mismo acuerdo sumó 21 resorts Bahia Principe en la República Dominicana, México y Jamaica, además del exclusivo Cayo Levantado Resort en Samaná, lo que incrementó la oferta global todo incluido de la cadena en un 30 %.
República Dominicana, precisamente, ya disfruta de ese empuje. Para el tercer trimestre de 2025 está previsto el debut del Hyatt Vivid Punta Cana, la segunda propiedad de la nueva marca “adults only” que promete refrescar la oferta de la Costa del Coco con 500 habitaciones, varios restaurantes de autor y una agenda de entretenimiento diseñada para el viajero de alto poder adquisitivo Hyatt Newsroom. En paralelo, el proyecto de Punta Bergantín en Puerto Plata, donde aterrizará un Hyatt Zilara de 508 llaves, aspira a ser el catalizador de la “segunda gran ola” turística del norte dominicano.
Con todo, Hoplamazian admite que la tensión comercial puede golpear al sector por los costados: encarecimiento de suministros, lentitud en las cadenas de valor y, sobre todo, incertidumbre en la demanda corporativa. Pero confía en que la diversificación geográfica y la flexibilidad financiera –menos ladrillo propio y más contratos de franquicia y gestión– actúen de amortiguador. “En la hotelería, la clave no es adivinar la próxima crisis, sino garantizar que el modelo aguanta cualquier sacudida”, suele repetir el ejecutivo.
Los analistas de Wall Street, por ahora, le dan la razón. El consenso de Bloomberg espera que los ingresos de Hyatt crezcan cerca de un 12 % en 2025 impulsados por la recuperación del “bleisure” (viajes que combinan negocio y ocio) y por el tirón de sus marcas lifestyle, reforzadas tras la compra de Standard International. Queda por ver si la tormenta arancelaria no se convierte en huracán, pero la hoja de ruta que Hoplamazian vende dentro y fuera del parqué se apoya en parte en una verdad simple: pase lo que pase con las tarifas, la gente seguirá viajando… y buscando cama y desayuno.
Desde fuera puede sonar a voluntarismo, pero la historia reciente de la cadena respalda el argumento. Después del colapso del turismo mundial en 2020, Hyatt tardó apenas nueve trimestres en recuperar el nivel de RevPAR pre‑pandemia y hoy su programa de fidelidad, World of Hyatt, roza los 42 millones de miembros activos. Como diría cualquier dominicano, no es hablar por hablar.
Con la vista puesta en 2026, la compañía prevé abrir su primer Hyatt Studios en Mobile, Alabama, empujar la marca Caption by Hyatt en Australia y estrenar un Park Hyatt de autor en Los Cabos. De materializarse, esas aperturas reforzarán un balance que, de momento, presume de caja suficiente para afrontar la coyuntura sin apuros ni recortes de plantilla.