Quito se viste de gala este 24 de mayo para la nueva juramentación de Daniel Noboa, quien extenderá su presidencia hasta 2029 tras imponerse en los comicios de abril con algo más de un millón de votos de ventaja sobre la correísta Luisa González. La ceremonia, en la sede de la Asamblea Nacional, concentrará a delegaciones de 74 países y 19 organismos multilaterales.
Según la agencia EFE, el oficialista Acción Democrática Nacional (ADN) llega con 66 curules y, gracias a pactos de última hora, amarró la presidencia del Legislativo en manos de Niels Olsen con 80 votos un colchón que los analistas consideran volátil dado el historial de deserciones en bancadas recién estrenadas.
Una mayoría “de cristal”
Con 151 escaños en juego, el correísmo de Revolución Ciudadana retiene 66 asientos perdió uno la semana pasada y ya dejó claro que bloqueará cualquier reforma que huela a privatización o recorte de subsidios. Esto deja a Noboa obligado a negociar proyecto por proyecto y a cuidar la disciplina interna de un bloque donde casi la mitad de los legisladores proviene de otras tiendas políticas.
Visitas ilustres y ausencias elocuentes
En primera fila estarán Gustavo Petro y Dina Boluarte, presidentes de Colombia y Perú, respectivamente. Petro fue el único mandatario que asistió a la investidura exprés de 2023, y su presencia simboliza la apuesta por reactivar la agenda energética y de seguridad en la frontera norte. México, Venezuela y Nicaragua con los que Quito rompió lazos diplomáticos tras la captura del ex vicepresidente Jorge Glas no enviarán delegaciones.
Seguridad: la prueba de fuego
La popularidad de Noboa creció con la promesa de “mano dura” contra las mafias que sacuden las calles y las cárceles. Hace apenas una semana envió al Parlamento un proyecto de ley urgente para confiscar bienes del crimen organizado y acelerar allanamientos; además, insiste en su polémico plan de instalar cárceles flotantes para aislar líderes de bandas, inspirado en una idea que data de su campaña de 2023.
El reto es mayúsculo entre febrero de 2021 y abril de 2025 se registraron 17 masacres carcelarias, y la nueva prisión de máxima seguridad “El Encuentro” prometida para octubre aún no convence a los organismos de derechos humanos.
Economía y gobernabilidad
Con un déficit cercano al 4 % del PIB y la producción petrolera todavía resentida por los sabotajes en la Amazonía, Noboa necesita reactivar la inversión sin disparar el costo político. Su apuesta inmediata es blindar el acuerdo con el FMI y entregar un paquete de incentivos fiscales a sectores exportadores, pero cualquier reforma tributaria exigirá 70 votos estables que hoy no tiene garantizados.
¿Qué esperar?
Si consigue sostener la frágil mayoría y mostrar resultados tangibles en seguridad durante los próximos doce meses, Noboa podría relanzar un diálogo nacional para reformas estructurales en 2026. Si fracasa, el país volverá al ciclo de parálisis legislativa que terminó forzando la “muerte cruzada” de 2023. Por ahora, la investidura es apenas el primer capítulo de un mandato donde cada voto y cada aliado cuentan.