Irán lanza 200 misiles contra Israel 3 muertos y más de 80 heridos

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Un cielo que apenas despuntaba el alba sobre Tel Aviv se convirtió en un hervidero de alarmas cuando más de doscientas andanadas iraníes cruzaron el espacio aéreo israelí la madrugada de este sábado. Tres personas perdieron la vida y unas ochenta resultaron lesionadas, incluida una en condición crítica, según el último balance del servicio de emergencias Magen David Adom.

Tal como reseñan medios israelíes que citaron al propio MDA, la mayoría de las víctimas provino del impacto directo en un bloque residencial de 32 pisos en Tel Aviv y en la vecina Ramat Gan; los equipos de rescate tardaron horas en sacar a los heridos entre escombros y columnas retorcidas.

La Guardia Revolucionaria iraní reivindicó la embestida bajo el nombre “Verdadera Promesa III”, una réplica, aseguran, a la operación israelí León Naciente” que menos de 24 horas antes había golpeado instalaciones nucleares en Fordo y la infraestructura militar de Qom. El cruce de fuego también dejó daños en Jerusalén y provocó un breve apagón informático en la zona costera.

Israel replicó con baterías Cúpula de Hierro y Flecha 3, logrando neutralizar la mayor parte de los proyectiles, pero el sistema se vio saturado en los primeros minutos: una señal de alerta sobre la capacidad real de su escudo antimisiles cuando los ataques son simultáneos y masivos. Para contener la ola de pánico, las Fuerzas de Defensa de Israel ordenaron a la población permanecer en refugios hasta nuevo aviso y minutos después levantaron la directiva mientras drones de reconocimiento rastreaban posibles remanentes iraníes.

Detrás del espectáculo bélico asoma el pulso nuclear Teherán acusa a Jerusalén de haber asesinado a seis de sus principales científicos y a más de veinte altos mandos militares durante los bombardeos previos. Washington, que había sido alertado por el gabinete de Benjamín Netanyahu, brindó apoyo en la intercepción de misiles, aunque el Departamento de Estado insiste en que “aún hay margen diplomático”.

El ataque repercutió más allá de las fronteras inmediatas: Jordania cerró su espacio aéreo por la lluvia de escombros balísticos; el precio del crudo rebasó los 95 dólares el barril y el oro tocó máximos de seis meses. Analistas en Doha y Bruselas coinciden en que un ciclo de represalias prolongado encarecería todavía más el transporte marítimo por el Mediterráneo oriental, presionando la inflación global que ya castiga alimentos y combustibles.

Para observadores regionales, el timing también es político: la respuesta iraní llegó en pleno Eid al-Ghadir y a pocas semanas de unas negociaciones nucleares US-Irán que hoy lucen abortadas. Voces críticas en el propio Majlis temen que el contraataque, lejos de disuadir, asegure una coalición internacional más amplia detrás de Israel.

En terreno israelí, la conversación vira al desempeño de la Cúpula de Hierro: si un aluvión de misiles relativamente convencional crea este nivel de daño, ¿qué pasará ante munición hipersónica o cabezas múltiples? El ministro de Defensa, Yoav Gallant, pidió un paquete presupuestario de emergencia para ampliar la red de interceptores antes de que termine el verano.

Mientras tanto, Tel Aviv intenta retomar cierta normalidad. En los cafés de avenida Rothschild se habla de “la noche más larga desde la guerra de Gaza de 2023”, aunque muchos insisten en que la resiliencia es parte de la cotidianidad israelí. En las redes iraníes, hashtags como #TruePromise y #EndZionism se dispararon en popularidad, mezcla de júbilo patriótico y advertencias de guerra abierta.

Para la región, el mensaje es claro el tablero de Medio Oriente se reconfigura a velocidad de misil y cada jugada viene con piezas humanas de por medio. La línea roja ataques directos a instalaciones nucleares ya se cruzó; lo que resta por ver es cuánto costará devolverla al estatus de simple amenaza.

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