Israel controla espacio aéreo iraní hasta Teherán tras 70 cazas

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La madrugada de este sábado marcó un hito sin precedentes en el pulso militar entre Israel e Irán. Más de setenta aviones de combate israelíes irrumpieron en el cielo persa, volaron durante casi dos horas y media sobre Teherán y destruyeron más de cuarenta baterías misilísticas y centros de mando, según confirmó el general de brigada Effie Defrin, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Los mandos israelíes bautizaron la operación como “Rising Lion” y aseguran que el primer bombardeo eliminó la mayoría de los radares y misiles tierra-aire que protegían la capital, abriendo un “corredor libre” desde el oeste de Irán hasta el corazón político y militar del régimen. Aunque Jerusalén ha lanzado incursiones puntuales en Irak y Siria, nunca había operado tan profundo dentro de Irán, a casi 1 500 kilómetros de sus bases en el Negev.

Teherán reaccionó con furia. El portavoz de Exteriores, Esmail Baghaei, afirmó que “el diálogo sobre el programa nuclear ya no tiene sentido” y culpó a Estados Unidos de haber dado luz verde al ataque. La Casa Blanca, que el jueves había insistido en reactivar las negociaciones en Omán, ahora enfrenta una crisis diplomática que trastoca meses de contactos secretos.

Un golpe quirúrgico, daños colaterales inevitables

Fuentes iraníes admitieron decenas de muertos entre ellos altos mandos de la Guardia Revolucionaria y reconocieron daños “significativos” en las instalaciones nucleares de Natanz e Isfahán.Una investigación preliminar de la agencia AP reveló columnas de humo negro sobre Natanz y explosiones alrededor del complejo de Fordo, excavado en la montaña. Aun así, el régimen sostiene que su programa de enriquecimiento de uranio sigue “plenamente operativo”.

La contraofensiva llegó horas después más de cien misiles y drones iraníes cruzaron el Golfo Pérsico y alcanzaron zonas de Tel Aviv y Ramat Gan, dejando al menos tres muertos y decenas de heridos, además de disparar las alarmas antiaéreas en todo Israel. El ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que “si Jameneí sigue atacando al frente interno israelí, Teherán arderá”.

Efecto dominó en los mercados y la geopolítica

El precio del crudo Brent superó los 100 dólares por barril por primera vez desde 2022, mientras el oro rebasó los 2 600 dólares la onza y las bolsas de Asia y Europa cerraron con pérdidas de hasta un 4 %. Líderes como Emmanuel Macron y António Guterres clamaron por contención y pidieron reactivar el Consejo de Seguridad, aunque la sesión extraordinaria prevista para hoy quedó en suspenso por falta de garantías de seguridad.

Israel, por su parte, celebra lo que describe como “mensaje disuasorio” frente a la carrera atómica iraní. Analistas del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv señalan que la operación buscó “degradar la cadena logística de misiles balísticos” y demorar al menos un año cualquier salto a la bomba. Sin embargo, la destrucción parcial de Natanz se suma al ataque con drones de abril contra Fordo y empuja a Teherán a dispersar aún más su tecnología nuclear, complicando futuras inspecciones de la AIEA.

En lo inmediato, la prioridad de Washington será impedir una escalada regional que arrastre a Hezbolá en Líbano o a las milicias pro-iraníes de Irak y Siria. Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, socios de EE. UU., han reforzado sus defensas aéreas ante la posibilidad de represalias. Mientras tanto, las familias israelíes en Tel Aviv pasan la tarde en refugios y las autoridades iraníes limitan el suministro eléctrico en varias provincias para proteger la red energética.

Entre bambalinas, diplomáticos europeos intentan reconstruir un canal de diálogo que hoy luce roto. Si algo quedó claro esta madrugada es que la guerra de las sombras entre Israel e Irán acaba de cruzar un umbral: del sabotaje quirúrgico al enfrentamiento abierto sobre la capital. Y, como suele pasar en Oriente Medio, cada golpe genera una réplica todavía más impredecible.

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