Irán ordena evacuar áreas militares de Tel Aviv tras nuevos misiles

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Tel Aviv amaneció este lunes con un aviso poco común las autoridades iraníes instaron a los residentes que viven cerca de instalaciones militares a dejar sus hogares de inmediato, advirtiendo que más misiles podrían impactar en las próximas horas.

Según la agencia EFE, la advertencia llegó horas después de que misiles iraníes mataran a ocho personas en Haifa y las afueras de Tel Aviv, y de que los equipos de rescate recuperaran varios cuerpos entre los escombros de edificios residenciales de hasta veinte pisos.

El cruce de fuego no da tregua. En apenas tres días de intercambio, los ataques iraníes han dejado al menos 24 muertos y más de 500 heridos en territorio israelí, mientras que los bombardeos masivos de Israel sobre Irán han provocado 224 fallecidos y más de un millar de heridos, de acuerdo con estimaciones oficiales de ambos gobiernos.

Fuera de las cifras, la lectura estratégica es cruda. Israel ha declarado que su objetivo no es cambiar el régimen de Teherán sino “desmantelar de forma irreversible” su programa nuclear y su arsenal balístico, una campaña que según Reuters comenzó el viernes con un ataque sorpresa que decapitó buena parte del mando militar iraní y golpeó instalaciones atómicas clave.

Ese primer golpe no consiguió destruir el complejo subterráneo de Fordow, protegido por roca a más de 90 metros de profundidad. Fuentes de defensa citadas por la prensa israelí admiten que se valora un operativo comando o la entrega estadounidense de la bomba antibúnker GBU-57 para rematar la tarea, lo que elevaría el riesgo de una escalada regional de gran calado.

En respuesta, Teherán ha disparado más de 370 misiles y centenares de drones, un volumen inédito que demuestra el avance de su industria armamentística pese a años de sanciones internacionales. Analistas consultados apuntan que, aunque el intercambio actual recuerda a las primeras fases de la guerra Irán-Iraq en la década de 1980, hoy ambos bandos poseen sistemas de guía y alcance muy superiores, lo que multiplica el daño potencial sobre núcleos urbanos densamente poblados.

La comunidad internacional, encabezada por Naciones Unidas y la Unión Europea, insiste en un alto el fuego inmediato. Sin embargo, ni el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ni el líder supremo iraní, Alí Jameneí, muestran señales de retroceder. Washington, preocupado por la estabilidad de los mercados energéticos y la seguridad de las tropas estadounidenses en la región, mantiene abiertas sus opciones: públicamente pide diálogo, pero no descarta asistir a Israel con armamento de última generación si las circunstancias “lo exigen”, según altos funcionarios citados en medios norteamericanos.

Mientras la diplomacia se estanca, la población civil vuelve a acaparar los titulares en Tel Aviv, familias enteras empacan lo esencial para abandonar barrios próximos a bases y centros logísticos; en Teherán, miles se refugian en aparcamientos subterráneos convertidos en improvisados albergues. Y en ambos lados, la pregunta que retumba en los medios locales es la misma: ¿cuánto más se puede tensar la cuerda antes de que un error de cálculo convierta la guerra limitada en una conflagración regional?

Con los radares encendidos y los teléfonos móviles alertando de cada lanzamiento, la madrugada se ha convertido en la hora más temida. De momento, la evacuación preventiva ordenada por Irán es tan solo la última señal de que el conflicto ha entrado en una fase donde la línea que separa los objetivos militares de los civiles se vuelve cada vez más difusa.

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