Kananaskis, Canadá. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes que Teherán “no está ganando” su enfrentamiento con Israel y urgió al régimen iraní a sentarse a negociar “antes de que sea demasiado tarde”, durante la apertura de la Cumbre del G7.
Según despachos de EFE, el mandatario hizo la declaración al iniciar una reunión bilateral con el primer ministro canadiense, Mark Carney, quien ejerció de anfitrión en la remota localidad montañosa de Alberta. Trump insistió en que la vía diplomática sigue abierta, aunque advirtió que la ventana “se cierra rápido”.
La advertencia llega apenas tres días después de Operation Rising Lion, la mayor oleada de bombardeos israelíes sobre territorio iraní desde la guerra Irán-Iraq. Las incursiones destruyeron instalaciones nucleares en Natanz y Fordow y eliminaron a varios altos mandos de la Guardia Revolucionaria, entre ellos el comandante Hossein Salami y el jefe del Estado Mayor Mohammad Bagheri, de acuerdo con un balance consolidado por medios regionales y analistas militares.
Las repercusiones humanitarias han sido severas. Teherán denuncia 224 muertos y 1 257 heridos, incluidos al menos 45 mujeres y niños, mientras califica el ataque al hospital de Kermanshah de “crimen de guerra”. Israel no ha comentado públicamente esas cifras, pero altos funcionarios en Jerusalén han dejado entrever que los objetivos “fueron estrictamente militares”.
En el contexto del G7, Trump deslizó que Washington “tuvo conocimiento previo” de la ofensiva y comparte inteligencia con Israel. Sin embargo, evitó fijar una “línea roja” que activaría una intervención directa de EE. UU. en la contienda. Fuentes diplomáticas señalan que París y Berlín presionan para que el grupo medie en un alto al fuego inmediato, condición indispensable según los europeos para reactivar cualquier negociación nuclear.
La postura de la Casa Blanca contrasta con la del Kremlin, que este mismo lunes calificó los ataques de “acto de agresión inadmisible” y convocó una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Pekín, por su parte, instó a “todas las partes” a mantener la calma, recordando que el estrechamiento de sanciones económicas sobre Irán podría disparar el precio del petróleo en plena fragilidad del mercado asiático.
Para Canadá, la cita era la oportunidad de lanzar una agresiva agenda climática y afinar un nuevo pacto comercial post-Brexit; aun así, la crisis en Oriente Medio ha monopolizado los micrófonos. Fuentes federales canadienses confirmaron a este diario que Ottawa sopesa sumarse a un eventual corredor humanitario “si la situación civil se deteriora”.
Analistas en Washington interpretan el llamado de Trump a la negociación como un intento de capitalizar la presión militar israelí para arrancar concesiones sobre el programa atómico iraní. Aunque la administración demócrata precedente y la Unión Europea apostaron por el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), la realidad sobre el terreno ha cambiado hoy Israel posee superioridad aérea y misiles antibúnker capaces de perforar refuerzos de 60 metros de hormigón, mientras Irán combate disturbios internos y carencias energéticas severas.
En la víspera de la plenaria del G7, la pregunta no es si habrá diálogo, sino quién pondrá primero una oferta creíble en la mesa. Como resumió un veterano diplomático europeo “Los cañones hablan alto, pero la bolsa de Teherán está vacía; tarde o temprano, el que se quede sin municiones tendrá que firmar”.