Israel intensifica ofensiva contra instalaciones nucleares iraníes

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En menos de una semana, los cielos de Oriente Medio se han convertido en un tablero de ajedrez aéreo cazas israelíes vuelan casi sin descanso mientras Teherán refuerza sus defensas antiaéreas. Fuentes militares en Tel Aviv apuntan que esta es la operación más amplia contra objetivos iraníes desde 2020, y todo indica que la partida está lejos de terminar.

Según la agencia EFE, la Fuerza Aérea de Israel lleva 72 horas golpeando los complejos subterráneos de Natanz y Fordow en un intento de paralizar el programa atómico persa. Imágenes satelitales analizadas por el Institute for the Study of War confirman que el denominado “Pilot Fuel Enrichment Plant” de Natanz quedó destruido, junto a más de 1 700 centrifugadoras avanzadas.

La escala del ataque bautizado “Operación León Rugiente” incluye más de 200 aeronaves y munición guiada de precisión. Altos mandos israelíes aseguran que han eliminado a científicos clave y dañado líneas de ensamblaje de centrifugadoras, retrasando “por años” la capacidad nuclear de Irán. Sin embargo, analistas recuerdan que Fordow sigue operativo, blindado bajo 60 metros de roca y hormigón, y será prácticamente impenetrable sin armas antibúnker de gran tonelaje.

Ahí entra Washington. Israel ha pedido a la Casa Blanca bombarderos B-2 y las Massive Ordnance Penetrator, peticiones que la administración Trump escucha con cautela. De momento, EE. UU. ofrece inteligencia y logística, pero mantiene ­su negativa a soltar el gatillo. Analistas del Economic Times y Axios advierten que sin ese apoyo, la misión de clausurar Fordow podría quedar a medias, encareciendo el riesgo político para Netanyahu.

Teherán, por su parte, respondió con decenas de misiles balísticos sobre Jerusalén y Tel Aviv, mientras sus portavoces insisten en que el programa nuclear es “estrictamente pacífico”. La andanada dejó daños menores gracias al Domo de Hierro, pero subió la temperatura regional Hezbollah amenaza con abrir un nuevo frente y milicias pro-iraníes en Irak ya han lanzado drones hacia el Golfo.

En Viena, el director del OIEA, Rafael Grossi, confirmó que no se han registrado nuevos destrozos dentro de las galerías de enriquecimiento, aunque el organismo perdió acceso a varias cámaras de monitoreo tras los bombardeos. Grossi subrayó que Fordow continúa enriqueciendo uranio al 60 %, lo que deja a Irán a “pocas semanas” del umbral armamentístico si decide dar el salto.

Expertos del Atlantic Council y del Soufan Center coinciden en que Israel pretende imponer un nuevo equilibrio si no destruye por completo el programa, al menos quiere obligar a Irán a negociar desde una posición de debilidad. Sin embargo, advierten que la operación podría empujar a Teherán a abandonar definitivamente el TNP y desatar una carrera armamentista regional, con Arabia Saudí lista para buscar su propia opción nuclear.

La comunidad internacional urge a la desescalada, temiendo que un error de cálculo incendie los precios del crudo y sacuda las bolsas globales. De momento, los futuros del Brent ya coquetean con los 100 dólares y las aseguradoras marítimas suben primas para el Estrecho de Ormuz. Mientras tanto, Israel insiste en que la ofensiva seguirá “hasta que la amenaza nuclear desaparezca”, e Irán promete “una respuesta proporcional en el momento y lugar que elija”.

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