Una simple distracción al volante bastó para remover cicatrices todavía abiertas. La madrugada de este jueves 6 de junio de 2025 una conductora perdió el control de su vehículo y fue a estrellarse frente a la cerrada discoteca Jet Set, el mismo local cuyo techo colapsó el 8 de abril y segó la vida de 236 personas, dejando más de 180 heridas. Por suerte nadie salió lastimado esta vez, pero la escena, con el auto detenido ante la fachada apuntalada, volvió a sacudir la memoria colectiva.
Según los registros judiciales recopilados por el portal de investigación Somos Pueblo, las querellas contra los propietarios del centro nocturno no han dejado de crecer ya suman 65 acciones civiles por presunta negligencia, mientras el Ministerio Público mantiene embargados los bienes del grupo empresarial ligado al local.
La presión social también ha escalado en el Congreso. Un proyecto de ley remitido a comisión busca declarar el 8 de abril como “Día de la Memoria por las Víctimas del Jet Set”, exhortando a revisar de arriba abajo las normas de seguridad estructural en espacios de ocio. La iniciativa, impulsada por varios diputados de la capital, encajaría además en un paquete de reformas que obligaría a los negocios de gran aforo a presentar certificaciones sísmicas y de carga cada cinco años.
Entre tanto, familiares de las víctimas que incluyen figuras tan dispares como la gobernadora Nelsy Cruz y el ex‐pelotero Octavio Dotel insisten en que la tragedia se sentía “anunciada”. Expertos del Colegio Dominicano de Ingenieros han recordado que la discoteca venía de un incendio en 2023 y operaba con permisos temporales mientras remodelaba el techo, un dato que la investigación penal examina con lupa.
No es la primera vez que un espacio icónico de la vida nocturna caribeña acaba convertido en símbolo de alerta. Después del incendio del Club República en 2008 y del desplome parcial del Teatro Agua y Luz en 2012, los compromisos oficiales de endurecer inspecciones quedaron en titulares. Hoy la discusión reaparece, sazonada por la indignación digital y por un detalle que muchos consideran imperdonable: la ausencia de protocolos de evacuación visibles la noche del siniestro, según los testigos que han declarado ante fiscalía.
El pequeño accidente de tránsito de anoche, entonces, no fue noticia por los daños materiales mínimos sino por el reflejo que proyectó Santo Domingo sigue conduciendo junto a un monumento trágico cuya investigación avanza a paso de hormiga. Y mientras la justicia determina responsabilidades, el asfalto y la memoria nacional continúan plagados de escombros invisibles que, como quedó claro, cualquiera puede volver a chocar.