Con el sol abrazador de Pedernales encima y una fila de retroexcavadoras humeando, los ministros Andrés Bautista (Administrativo de la Presidencia) y Carlos Fernández Onofre (Defensa) confirmaron que las obras de los tres nuevos mercados binacionales Pedernales, Jimaní y Elías Piña marchan “en tiempo de juego”. La visita incluyó reuniones relámpago con ingenieros y contratistas para cuadrar un cronograma de entrega sin más demoras.
Cada recinto costará unos RD$ 88.4 millones (cerca de US$ 1.5 millones al cambio actual) y forma parte de la estrategia con la que el Gobierno persigue tres goles simultáneos dinamizar el comercio con Haití, inyectar empleo local y reforzar la seguridad en la franja fronteriza. Si las cuadrillas mantienen el ritmo, el mercado de Pedernales podría cortarse la cinta en seis a nueve meses, según vaticinó Ramón Pérez, director de Desarrollo Fronterizo.
La apuesta tiene fundamento económico. Pese a la crisis haitiana, Haití se mantiene como uno de los principales destinos de las exportaciones dominicanas solo en 2023 movió unos US$ 857 millones y volvió a colocarse como segundo socio comercial del país.
El potencial de negocio se ilustra mejor en Dajabón, donde el mercado binacional existente mueve más de RD$ 400 millones cada semana; ese flujo reverbera en cientos de colmados y transportistas que dependen de los lunes y viernes “de mercado” para llenar la nevera.
En Pedernales, el complejo no será un simple techado el plano incluye tres naves de dos niveles con 120 cubículos, seis almacenes, oficinas administrativas y más de 130 parqueos para motores, camiones y vehículos ligeros. Ese diseño imita la experiencia de Dajabón, donde la logística interior rampas, bodegas y rutas exclusivas para carga redujo el caos y las pérdidas por mercancía dañada.
El reto que queda no es menor. En el Congreso está fresca una propuesta para limitar la participación en los mercados a comerciantes frontaleros certificados, una medida que busca ordenar el negocio pero que algunos temen convierta las plazas en club exclusivo. Mientras la ley se cocina, las losas siguen vaciándose en la frontera; cada metro de concreto acerca la posibilidad de que el sur profundo sume una nueva fuente de dinero, empleo y sobre todo estabilidad.