La Liga italiana de fútbol decidió aplazar para este domingo 27 de abril el partido entre Lecce y Atalanta, inicialmente pactado para el viernes en Bérgamo, después de la repentina muerte del fisioterapeuta giallorosso, Graziano Fiorita, un colaborador con más de veinte años de servicio en el club salentino.
Según AP, Fiorita, de 38 años, fue hallado sin vida en el hotel de concentración de Lecce, donde el plantel preparaba la visita al Gewiss Stadium. La noticia sacudió no solo al vestuario, sino a toda la comunidad futbolística italiana, que respondió con minutos de silencio y mensajes de condolencias en redes sociales.
Compañeros y exjugadores describen al “prof” como un hombre que “arreglaba más que músculos levantaba el ánimo”. El club canceló todas sus actividades de prensa y regresó de inmediato a Salento para acompañar a la familia.
El ajuste no es aislado: el funeral del papa Francisco, previsto para el sábado, llevó a la Serie A a vaciar esa jornada de partidos en señal de respeto, de modo que varios encuentros de la fecha 34 se corrieron al domingo o al lunes.
Desde el punto de vista deportivo, el aplazamiento llega cuando Lecce navega apenas un punto por encima de la zona roja con cinco fechas por disputar, una situación que obliga a sumar donde sea para evitar el descenso.
Atalanta, por su parte, marcha tercera con una ventaja de cinco unidades sobre Juventus y el resto del pelotón que pelea por un boleto a la próxima Liga de Campeones; hace solo unos días venció al Milan y estiró su buena racha.
Para los de Gian Piero Gasperini, el cambio de día comprime un calendario ya de por sí exigente el jueves 1.º de mayo visitan a la Fiorentina en Copa y el domingo siguiente encaran el derbi contra el renacido Bologna, directo rival europeo. Para Lecce, sin embargo, disponer de 48 horas extra de preparación y quizás de cabeza fría podría marcar la diferencia en la carrera por la permanencia.
La Serie A publicará en las próximas horas el horario definitivo y el protocolo de homenaje previo al pitazo inicial. Mientras tanto, en las gradas y en los vestidores se impone el mismo sentimiento “Primero se honra la vida; después, se juega al fútbol”.
