La temporada 2024-2025 confirmó que el fútbol femenino español está viviendo algo más que un buen momento ya es tendencia sostenida. Los números de la Liga F hablan solos más de 6,7 millones de televidentes y un incremento de 7 % en las gradas y, de paso, sacuden un mercado que hasta hace poco se consideraba de nicho.
Tal como reseña EFE, el repunte es doblemente significativo porque la campaña anterior ya había sido histórica. El clásico Barcelona-Real Madrid se robó el show con 540 000 espectadores en directo, cuatro veces más que el mismo duelo un año antes. Para tener perspectiva, la Women’s Super League inglesa registró un promedio televisivo de 340 000 espectadores por jornada en 2024, según datos de la BBC; es decir, España ya compite codo a codo con la liga pionera del continente.
En las taquillas también se siente la alegría. El proyecto Fan Experience y la voluntad de los clubes dieron como resultado 44 partidos en grandes estadios Ipurúa, Riazor y, por supuesto, el Estadi Olímpic de Montjuïc frente a los 30 del curso pasado. Desde que la competición obtuvo rango profesional en 2021, la asistencia agregada ha saltado 120 %. No es casualidad la UEFA situó a España en el “top 3” de ligas con mayor crecimiento de público en su reporte Women’s Football Across the National Associations 2023.
La audiencia digital va por la misma autopista. La Liga F supera ya los 700 000 seguidores combinados y acumula 117 millones de visualizaciones de contenido propio, un alza de 184 %. Con esos registros, se coloca como la primera liga femenina de Europa y la segunda del mundo en tasa de interacción por fan, solo por detrás de la NWSL estadounidense, de acuerdo con un análisis reciente de Deloitte Sports Business Group.
¿Qué explica este empuje? En primer lugar, la televisación integral vía DAZN junto a sublicencias que abren ventanas en señal abierta ha multiplicado la exposición. Segundo, los clubes han entendido que la experiencia va más allá de los 90 minutos zonas de “meet & greet”, precios familiares y narrativas en redes que conectan con nuevos públicos. Tercero, la selección española campeona mundial en 2023 mantiene el foco mediático sobre las figuras de la liga; Aitana Bonmatí y Alexia Putellas son hoy marcas globales que arrastran audiencia.
El negocio también empieza a respirar otro aire. Patrocinios como el de Finetwork (title sponsor) y el acuerdo multianual con Puma para el balón oficial han inyectado recursos frescos. En porcentaje de ingresos comerciales, la competición ya supera el 35 %, mientras que en 2021 apenas rozaba el 10 %, según la consultora Sports Value. Esto acerca la meta ambiciosa, pero plausible de que los clubes alcancen el “break even” operativo antes de 2027.
Retos, sin embargo, sobran. La brecha salarial con la Primera División masculina sigue siendo abismal; un salario medio anual de 45 000 € frente a los 800 000 € de La Liga EA Sports, de acuerdo con la FIFPRO. Además, la implantación del convenio colectivo aún tropieza en aspectos como maternidad y cuidados. Con todo, el momentum ofrece una ventana única para cerrar esos flancos y consolidar la profesionalización.
Si algo ha quedado claro esta campaña es que la fórmula funciona tele, estadio y móvil se retroalimentan. La próxima parada será capitalizar ese círculo virtuoso en derechos internacionales y productos OTT propios. Porque, a juzgar por las cifras, el “auge imparable” promete quedarse un buen rato.