Samaná.– El Ministerio de Turismo (Mitur) volvió a jugarse la carta de la presión pública y, desde la mañana de este martes, instaló un gran reloj digital en plena franja marítima de Santa Bárbara que marca cada segundo que le resta al contratista para entregar el remozamiento del emblemático malecón.
la obra valorada en unos RD$500 millones ha tropezado con postergaciones desde su inicio, lo que motivó al Mitur a desempolvar la estrategia del “tic‑tac” que ya le rindió frutos en otros proyectos.
La táctica no es nueva. En diciembre pasado, el ministro David Collado hizo una llamada en plena transmisión en vivo para advertir al ingeniero responsable que, si seguía el retraso, “le ponía un reloj aquí mismo” idéntico al que hoy marca la cuenta regresiva y hasta recordó la multa de RD$4 millones impuesta meses antes en San Pedro de Macorís por incumplir otro malecón.
Más allá de la presión mediática, lo que está en juego es una pieza clave para la oferta turística de la provincia. El alcalde y presidente de Fedomu, Nelson Núñez, detalló que el paquete de obras no solo abarca el paseo marítimo incluye parques, mejoras de drenaje y ajustes en comunidades como El Limón y Arroyo Barril, todo con un presupuesto que ronda los RD$500 millones.
Ese empuje llega en un momento dulce para el sector. El país recibió casi siete millones de visitantes entre enero y julio de 2024, y Samaná se llevó el 9 % de ese pastel, consolidándose como uno de los cinco destinos preferidos de los turistas que pisan suelo dominicano. Con un flujo de cruceros en alza y la expectativa de alcanzar cifras récord esta Semana Santa, cada obra terminada resulta oro molido para la economía local.
Mientras la comunidad ve pasar los dígitos rojos del cronómetro, el contratista ajusta turnos y logística para llegar a la meta. De no cumplir, Mitur advierte que aplicará sanciones administrativas y, de ser necesario, rescindir el contrato. Aun con la visita de Collado suspendida por mal tiempo, los técnicos tuvieron que firmar un plan de aceleración que suma turnos nocturnos y fines de semana hasta cubrir el atraso acumulado.
Los hoteleros de la zona miran el espectáculo con cierto optimismo. “Ese malecón es nuestra vitrina; si queda bonito, gana todo el mundo”, comenta un empresario de Las Terrenas que prefiere el anonimato para no “buscarse problemas con nadie”. La Asociación de Hoteles y Turismo de Samaná calcula que la renovación podría aumentar en 15 % la estadía promedio de los visitantes, al ofrecer un corredor gastronómico seguro y áreas de recreo para familias y cruceristas.
Con el reloj corriendo, el saldo final se medirá, más que en horas ahorradas, en la capacidad de cumplir una promesa repetida: sembrar infraestructura donde abunda el potencial natural. Si el conteo llega a cero sin obra terminada, el Ministerio ya demostró que la paciencia tiene límites y multas que duelen. Pero si las cuadrillas toman velocidad, Samaná estrenará, por fin, un malecón digno de su paisaje y a la altura del auge turístico que vive la República Dominicana.
