Misiles obligan a Anderson Cooper a evacuar en vivo desde Tel Aviv

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Tel Aviv. Una rutina de cobertura terminó en tremendo susto este lunes cuando el veterano presentador estadounidense Anderson Cooper tuvo que salir corriendo, micrófono en mano, a un refugio antiaéreo mientras transmitía para CNN desde la azotea de un hotel con vista al Mediterráneo. Las sirenas de Alerta Roja tronaron sobre la ciudad y, en menos de lo que se tarda en decir “breaking news”, todo el equipo tomó su casco, chaleco y se guareció bajo tierra.

Según las imágenes que la propia CNN dejó rodar reseñadas luego por medios como The New York Post, Cooper, la corresponsal Clarissa Ward y el reportero Jeremy Diamond recibieron un mensaje oficial en sus celulares diez minutos para ponerse a salvo antes de un posible impacto de misil. Aun así, insistieron en mantener la señal abierta y, entre escalera y escalera, siguieron relatando la jugada.

La escena no fue un hecho aislado. Horas antes, Irán había disparado al menos siete proyectiles balísticos contra territorio israelí, lanzados en cuatro oleadas que activaron sirenas “de punta a punta” desde Haifa hasta Beerseba, aunque la mayoría fue interceptada por el Domo de Hierro. Un reporte del Times of Israel confirma que uno de los misiles cayó cerca de una instalación eléctrica estratégica en el sur, provocando apagones parciales pero sin dejar heridos.

Este intercambio bélico se produce un día después de que Estados Unidos bombardeara tres sitios nucleares iraníes con bombas perforantes de 30 000 libras, sumándose a la ofensiva israelí que empezó el 13 de junio. Teherán juró represalias “contundentes” y, de inmediato, el Ministerio de Defensa de Irán habló de “todas las opciones sobre la mesa”, incluida la posible clausura del Estrecho de Ormuz, responsable de casi una cuarta parte del flujo mundial de crudo.

Para los periodistas en el terreno, la jornada recordó que la cobertura de guerras modernas es, literalmente, una carrera contra el reloj. “Es un lujo tener diez minutos de aviso”, soltó Cooper al llegar al refugio, aludiendo a los pocos segundos que suelen tener las ciudades cercanas a Gaza o al norte de Israel. El comentario no es fortuito estadísticas de la Federación Internacional de Periodistas muestran que Oriente Medio figura, año tras año, entre las regiones más letales para la prensa.

Más allá del espectáculo televisivo, las sirenas de Tel Aviv se han convertido en el pulso de un conflicto que escala sin freno y arrastra actores globales Washington promete “más palos” si Irán contraataca directamente a sus tropas, Moscú condena la “agresión” pero evita comprometerse, y la Unión Europea ruega por una desescalada que, de momento, nadie firma. Con drones derribados sobre Kermanshah, refinerías a media máquina y el miedo ese que no se puede interceptar las pantallas del mundo vuelven a enseñar algo que en Israel es vox populi cuando la alarma suena, no importa cuántos años de experiencia tengas frente a la cámara; tocar piso y buscar techo es la única línea editorial posible.

En buen dominicano la guerra no avisa dos veces. Y, como se vio en la señal de CNN, tampoco perdona descuidos. Mientras los proyectiles sigan en el aire y los micrófonos encendidos, la crónica continuará escribiéndose a golpe de sirena o de milagro.

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