Una excursión turística en Budva, Montenegro, terminó en tragedia cuando una joven de 19 años perdió la vida al caer desde más de 50 metros de altura durante un vuelo de parasailing. El momento, grabado por la propia víctima y difundido en redes, encendió las alarmas sobre la seguridad real de esta popular atracción costera.
Según los reportes locales, la muchacha entró en pánico pocos segundos después del despegue y comenzó a soltarse el arnés de su paracaídas. Testigos afirman que los operadores tardaron en reaccionar; aunque las lanchas de apoyo lograron sacarla del agua rápidamente, los servicios médicos solo pudieron certificar su fallecimiento. El video, ahora viral, ha desatado un debate sobre si la supervisión en playa y la capacitación al pasajero fueron suficientes.
Lo cierto es que las empresas de parasailing en la Riviera montenegrina presumen protocolos estrictos charla previa, chaleco salvavidas, casco y revisión diaria del equipo. Así lo promocionan varios operadores en Budva, destacando chequeos rutinarios y rutas libres de obstáculos marítimos. La práctica, sin embargo, sigue dependiendo del factor humano: tanto del monitoreo de la tripulación como del autocontrol del turista.
Las cifras demuestran que el riesgo existe, aunque no sea cotidiano. El Parasail Safety Council estima unas 1 800 lesiones y muertes relacionadas con este deporte entre 1982 y 2012 aproximadamente 60 incidentes al año frente a millones de vuelos recreativos. La mayoría de accidentes graves se vinculan a fallos en el arnés, cambios bruscos de viento o errores de juicio del pasajero y la tripulación.
En Montenegro, la normativa aérea exige casco, equipamiento de rescate y la verificación de la “aireabilidad” del parapente antes de cada salida. También obliga al operador a portar un dispositivo de altitud para vuelos superiores a 150 m.Aun así, medios regionales han advertido que la supervisión pública sobre estas reglas sigue siendo laxo, sobre todo durante picos turísticos.
Ese pico está a la vuelta de la esquina solo en el primer trimestre de 2025, Montenegro recibió 200 700 visitantes, un 4,4 % más que el año pasado. Con la temporada alta encima, la presión sobre los operadores locales se dispara y el riesgo de descuidar controles básicos también.
Lecciones para viajeros y autoridades
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Elegir operadores certificados. Solicite prueba de licencias y pregunte por la última inspección del equipo.
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Exigir y usar todo el equipo de seguridad. Casco y chaleco no son opcionales.
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Atender la charla previa. Saber cómo reaccionar reduce el pánico en pleno vuelo.
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Evaluar el clima y la condición física. Vientos cambiantes y nervios mal gestionados elevan las probabilidades de accidente.
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Reforzar la supervisión estatal. Las autoridades deben aumentar las inspecciones sorpresa y exigir bitácoras de mantenimiento.
La muerte de esta joven expone una ecuación sencilla más turismo sin controles robustos agudiza el peligro. Para los dominicanos (y cualquier viajero) que sueñan con un paseo aéreo sobre el Adriático, la clave está en informarse, no aceptar atajos de seguridad y, si algo luce improvisado, decir “mejor no”. Esa decisión a tiempo puede salvar vidas la tuya o la de alguien más.