El expresidente estadounidense Joe Biden salió al aire libre este viernes en Nueva Castle, Delaware, y se mostró confiado al confirmar que ya está tomando la primera de dos píldoras diseñadas para contener su cáncer de próstata agresivo. A sus 82 años, aseguró sentirse “bien y optimista” frente a los veteranos caídos, en su primera aparición pública tras revelar la enfermedad a mediados de mayo.
Según la agencia EFE, el equipo médico planea seis semanas de la medicación inicial antes de evaluar una segunda fase, mientras supervisa posibles metástasis óseas detectadas en exámenes recientes. El propio Biden subrayó que el tumor “no ha penetrado órganos vitales” y que sus huesos “siguen fuertes”.
De acuerdo con The Washington Post, el tratamiento combina terapia hormonal de última generación y un inhibidor selectivo que ya ha demostrado reducir el avance tumoral en ensayos clínicos de alto riesgo. Especialistas consultados señalan que la clave será impedir nuevas lesiones en la columna y la cadera, focos habituales cuando el cáncer prostático migra al sistema óseo.
Las probabilidades de supervivencia cambian drásticamente cuando la enfermedad llega a los huesos la tasa a cinco años se desploma de más del 99 % en estadios localizados a apenas 37 % en casos metastásicos, según la American Cancer Society. Investigadores de la misma organización exploran inmunoterapias que potencian la toxicidad de los linfocitos T dentro del tejido óseo; los primeros resultados elevan la esperanza de revertir un pronóstico históricamente sombrío.
El presidente en funciones, Donald Trump, pasó de desearle una “recuperación rápida” a insinuar que el demócrata ocultó información sobre su diagnóstico. En declaraciones recogidas por ABC News, Trump reclamó detalles “completos y a tiempo” sobre el estado de su rival político, reavivando el debate sobre la transparencia médica en líderes veteranos.
Más allá del ruido partidista, oncólogos consultados resaltan que Biden está siguiendo protocolos estándar para su edad y condición física. Si en los próximos meses los marcadores PSA disminuyen de forma sostenida, podría incluso contemplarse radioterapia focal en vez de quimioterapia sistémica, evitando efectos colaterales severos.
El caso Biden recuerda a millones de hombres que la detección temprana sigue siendo el mejor aliado. La recomendación pruebas de antígeno prostático específico (PSA) a partir de los 50 años o antes si existen antecedentes familiares y no descuidar síntomas urinarios persistentes. En un panorama donde los tratamientos evolucionan rápido, la información veraz y a tiempo puede marcar la diferencia entre un susto controlado y una carrera contrarreloj.