Roma. Con apenas 45 años y un marcado acento ucraniano-australiano, el cardenal Mykola Bychok aterrizó este jueves en la Ciudad Eterna dispuesto a entrar en la Capilla Sixtina como el elector más joven del próximo cónclave. Dos décadas después de su ordenación sacerdotal y en medio de una guerra que mantiene a su país en vilo, el prelado redentorista asegura que llega con “una mochila de oración y compromiso” para elegir al 267.º obispo de Roma.
Según la agencia EFE, Bychok fue creado cardenal por el papa Francisco en el consistorio del 7 de diciembre de 2024, un ascenso relámpago que él mismo calificó de “impensable” para alguien que, a su edad, esperaba ser simplemente “un sacerdote humilde”. El nuevo purpurado reiteró entonces su propósito de ser un cardenal “cercano y sin eminencia”, decidido a denunciar lo que describe como genocidio ruso contra Ucrania.
El cónclave que se prepara será el más nutrido de la historia moderna: 135 cardenales con derecho a voto 108 de ellos nombrados por el propio Francisco procedentes de 71 países distintos. Los números oficiales divulgados por la Santa Sede confirman que, tras el fallecimiento del pontífice el pasado lunes, la Iglesia quedó ante un colegio de electores de tamaño inédito y con fuerte sello franciscano.
La brecha generacional es evidente. Bychok comparte sala con el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años, el mayor de los votantes y a punto de perder ese derecho al cumplir 80 en mayo. Fuera del cónclave se quedarán figuras simbólicas como el italiano Angelo Acerbi, que con 99 años ostenta el récord de cardenal vivo más longevo.
Esa diversidad etaria y cultural será clave, afirma el propio Bychok, quien en declaraciones a la cadena pública australiana ABC confesó que su juventud le añade “un poco de vértigo”, pero también la ilusión de aportar la sensibilidad de la primera generación criada en internet.
En el mapa global, Europa conserva la mayoría con 59 electores, seguida de América (37), Asia (20), África (16) y Oceanía (3). Entre ellos figuran 34 religiosos de órdenes, desde jesuitas hasta salesianos, lo que augura debates intensos sobre la futura línea pastoral.
La pugna de ideas ya se deja sentir el alemán Gerhard Müller advirtió esta semana que elegir un papa “demasiado liberal” podría fracturar la unidad doctrinal de la Iglesia. Sus palabras resonaron en la prensa británica y alimentan el pulso entre continuistas y restauradores.
Mientras tanto, Bychok insiste en que el mejor antídoto contra las trincheras internas es “dejarse guiar por el Espíritu” y escuchar el clamor de los fieles que sufren guerras, migraciones y desigualdad. “Cada voto será un acto de responsabilidad ante mil millones de católicos”, resumió antes de pedir oración por todos los cardenales.
El cónclave empezará en cuanto concluya el funeral de Francisco, previsto para el sábado. Hasta entonces, Roma hierve de cábalas sobre un colegio cardenalicio que, por primera vez, incluye a un “millennial” dispuesto a alzar la voz de Kiev, Melbourne y del Caribe católico que sigue el proceso con atención.