DETROIT, EE. UU. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volverá el martes 29 de abril al condado de Macomb, feudo obrero al norte de Detroit, para encabezar su primer gran mitin desde que se reinstaló en la Casa Blanca el pasado 20 de enero. La cita marcará la tradicional revisión de sus primeros 100 días de gobierno y servirá como termómetro político en un estado que ha basculado entre republicanos y demócratas durante las últimas tres elecciones presidenciales.
Según un despacho de la agencia EFE, la portavoz presidencial Karoline Leavitt adelantó que el mandatario “está emocionado de regresar al gran estado de Míchigan” para celebrar el hito de los 100 días con sus simpatizantes en Macomb, un enclave que Trump ganó en 2016, cedió en 2020 y recuperó en 2024. El retorno subraya la importancia estratégica de un territorio donde los llamados “Reagan Democrats” obreros sindicalizados que votan conservador suelen decidir carreras estatales y federales.
La elección de Macomb no es casual allí late el corazón de la industria automotriz. Ford, GM y Stellantis ensamblan modelos de alto margen que dependen de cadenas globales de suministro. Sin embargo, los aranceles del 10 % impuestos por Trump a prácticamente todas las importaciones empiezan a preocupar a ejecutivos y trabajadores por igual, pues podrían encarecer autopartes y, de rebote, los precios de los vehículos. Un sondeo AP-NORC publicado esta semana revela que la mitad de los estadounidenses teme un alza significativa del costo de vida por la política arancelaria.
Aun con esos nubarrones económicos, la Casa Blanca confía en mostrar logros: la firma de un paquete de incentivos fiscales para relocalizar plantas, la renegociación de créditos para pequeñas empresas y un decreto que obliga a utilizar acero y aluminio doméstico en obras federales. Washington calcula que el programa ya aseguró al menos 10 000 empleos manufactureros en el Medio Oeste, aunque analistas de Moody’s advierten que la cifra real podría ser menor cuando se descuentan sustituciones y automatización.
El mitin llega también con la mirada puesta en las elecciones de 2026, cuando Míchigan elegirá gobernador y uno de sus dos escaños en el Senado. La banca política ve el acto como el pistoletazo extraoficial de la campaña intermedia. De hecho, la prensa local especula que la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer quien busca la reelección asistirá para recalcar la reciente cooperación bipartidista en torno a la Base Aérea de Selfridge, que alberga los A-10 en proceso de retiro.
En clave partidista, los republicanos quieren replicar el guion de 2024: convertir la inflación y la inseguridad fronteriza en ejes narrativos. Pero esta vez tendrán que lidiar con el desgaste natural de la gestión y con los efectos de los aranceles sobre el bolsillo. Voces sindicales, tradicionalmente demócratas, se debaten entre el proteccionismo que promete empleos y el riesgo de una guerra comercial prolongada. “No es lo mismo verlo en televisión que pagarlo en la góndola del súper”, comenta Brian Pannebecker, activista de “Auto Workers for Trump” y figura habitual en los actos del presidente.
Mientras tanto, la oposición demócrata prepara contramensajes centrados en el precio de la gasolina y la continuidad de los subsidios a vehículos eléctricos, un sector que Trump critica por “secuestrar” empleos con plantas en el Sur. La pelea, dicen los estrategas, será una carrera de fondo: cada punto porcentual de inflación o de desempleo puede inclinar la balanza en condados como Macomb o el vecino Oakland.
Con todo, el 29 de abril se perfila como un show de alta factura mediática. Se espera música country, camiones con banderas gigantes y la habitual retórica de campaña condensada en dos horas de discurso. Los tickets, gratuitos, se pusieron a disposición a través del portal oficial y se agotaron en minutos, según el equipo de avanzada del presidente. Para muchos votantes, será la primera prueba presencial de si la “revolución arancelaria” vale la pena. Para Trump, es la oportunidad de reafirmar que los votantes del Cinturón Industrial siguen firmes “como un motor V-8”.
El resto del país mirará de reojo lo que ocurra en Macomb no se quedará en Macomb. Si el presidente logra un lleno total y un titular favorable, podrá presumir de inercia positiva. Si, por el contrario, la economía se toma muy en serio las advertencias del sondeo y se filtran pancartas de protesta, el mítin podría convertirse en el primer aviso serio de que los próximos 100 días traerán curvas.