Niño daña cuadro de Rothko en Róterdam valorado en €50 millones

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Un incidente insólito sacudió el museo Boijmans van Beuningen, en Róterdam, cuando un niño arañó por puro descuido el lienzo Grey, Orange on Maroon, No. 8 (1960) de Mark Rothko, una de las joyas de la institución y tasado en hasta 50 millones de euros.

Según detalló la agencia EFE, los rasguños se concentran en la parte inferior y son “superficiales”, pero de todos modos la pieza fue retirada de la sala para una evaluación minuciosa. La pintura, ingresada a la colección en 1970, es una de las dos únicas obras del artista estadounidense que permanecen en museos neerlandeses y, por su naturaleza sin barniz, resulta especialmente vulnerable: cualquier línea sobre sus campos cromáticos planos se vuelve un grito a la vista.

Los conservadores ya adelantan que la restauración será delicada. Rothko manejaba mezclas propias de pigmentos y resinas una especie de alquimia personal que complica replicar sus matices sin dejar huella del arreglo. Sophie McAloone, de la Fine Art Restoration Company, advierte que “hasta la más leve abrasión altera la carga emotiva” de este tipo de pinturas, concebidas para envolver al espectador en un silencio de color.

La escena reaviva el debate sobre seguridad en salas de arte contemporáneo. Boijmans había flexibilizado el acceso tras la pandemia, favoreciendo la cercanía del público con las obras; ahora sopesa barreras adicionales, una decisión que puede chocar con la tendencia a museos más interactivos. En 2012, Black on Maroon (1958) otro Rothko, expuesto en la Tate Modern de Londres fue atacado con tinta y tardó 18 meses en volver a exhibirse, a un costo reservado que rondó el millón de libras, según estimaciones de la aseguradora Hiscox.

El incidente también recuerda cuán cotizada sigue la producción del expresionista abstracto: en 2021, su No. 7 (1951) alcanzó 82,5 millones de dólares en Sotheby’s. Estas cifras gigantescas contrastan con la fragilidad física de lienzos pensados para transmitir “emociones universales” en palabras del propio artista más que para resistir los tropiezos cotidianos de un museo concurrido.

Por lo pronto, la obra permanecerá en el taller de restauración mientras se discute si se exhibirá de nuevo o pasará a un régimen de préstamo limitado. El museo, mientras tanto, revisa sus protocolos de vigilancia y educación al visitante la lección, costosa y dolorosa, subraya que la experiencia estética también requiere responsabilidad colectiva.

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