La jornada empezó en completa confusión para quienes trabajan en agencias vinculadas al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Al entrar a sus oficinas, varios se toparon con credenciales desactivadas y la dolorosa noticia de que su puesto había sido eliminado. El plan de reestructuración, impulsado por el secretario Robert F. Kennedy Jr., avanza con la idea de suprimir 10.000 empleos y redimensionar al personal restante, lo que ha generado inquietud en instituciones clave como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Como reportó EFE, esta oleada de despidos ya abarca a empleados de alta dirección y personal médico de los NIH (Institutos Nacionales de Salud), y se extiende a otros entes federales. La sacudida repercute de forma directa en los servicios que hasta hace poco coordinaban la atención sanitaria y la supervisión de medicamentos de miles de estadounidenses. Además, la decisión de recortar más de 11.000 millones de dólares en fondos para combatir el covid-19 ha puesto en aprietos a departamentos de salud estatales y locales, que también han iniciado ajustes similares.
En espacios como la FDA, donde hasta hace unos meses se evaluaban con premura vacunas e innovaciones biomédicas, se percibe un impacto considerable. La Kaiser Family Foundation (KFF), que acostumbra a monitorear el gasto en salud en Estados Unidos, estima que el país invierte más de 4 billones de dólares anuales en este rubro. Sin embargo, la reducción de personal y la retirada de ciertos recursos podrían frenar investigaciones científicas esenciales y retrasar procesos de aprobación de fármacos vitales. Según datos difundidos por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. (BLS), la plantilla de trabajadores sanitarios federales ha venido creciendo desde 2020, pero esta decisión marca un abrupto cambio de tendencia que afectará a miles de familias.
De acuerdo con fuentes oficiales, el golpe también se siente en las labores de vigilancia epidemiológica. Bajo la última orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, que limita la negociación colectiva en agencias de seguridad nacional —una categoría en la que se incluyó a los CDC—, la incertidumbre se ha disparado. Algunos análisis regionales apuntan a que la merma de personal podría ralentizar la detección temprana de brotes infecciosos y complicar la asistencia a comunidades vulnerables.
En Dominicana, varios compatriotas que trabajan en el sector salud estadounidense comparten su preocupación, pues confían en esas plazas para enviar remesas y sostener a sus familias. Sin embargo, el recorte parece avanzar sin miramientos y, a corto plazo, el HHS quedará reducido a 62.000 puestos, tras la salida de quienes aceptaron jubilación anticipada y quienes fueron desafortunadamente despedidos. Es un remezón que puede traer consecuencias profundas en la dinámica de la salud pública de EE.UU. y dejará a la expectativa tanto a pacientes como a profesionales que, de un día para otro, se hallan en medio de un cambio radical.