El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) volvió a poner el dedo en la llaga del transporte capitaleño al advertir que la flamante estrategia integral de movilidad para el Gran Santo Domingo “nació coja” porque no activa las terminales de autobuses diseñadas para mantener las guaguas interurbanas fuera del Distrito Nacional.
Presentada el 17 de junio por el Gabinete de Transporte, la nueva hoja de ruta gubernamental apuesta a reordenar corredores, sincronizar semáforos, limitar los giros conflictivos y endurecer las sanciones, todo sustentado en más de 220 horas de video-aforo y encuestas origen-destino en 3 000 puntos. Sus autores prometen cortes de tapones, reducción de tiempos de viaje y un régimen de consecuencias “sin paños tibios”.
Para el PLD, sin embargo, ninguna de esas medidas será suficiente mientras las unidades interurbanas sigan desembocando directamente en avenidas como la 27 de Febrero o la John F. Kennedy. Su exministro Ramón Pepín recuerda que la Terminal de Autobuses del Este, terminada en 2020 pero nunca puesta en servicio, era la primera de cinco estaciones periféricas pensadas para filtrar el flujo regional y aliviar el casco urbano.
El proyecto levantado a un costo superior a RD$700 millones, con 16 andenes y capacidad para 1 250 pasajeros fue inaugurado por Danilo Medina en medio de protestas y litigios ambientales. Más allá de la polémica, la obra apunta al problema estructural todos los días más del 30 % del parque vehicular del país desemboca en la capital.
Ese desborde ya factura unos US$180 millones en pérdidas anuales, equivalentes al 0,67 % del PIB, según cálculos recientes del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT). Sólo en hora pico se mueve más de un millón de viajes dentro del Distrito, y casi la mitad ocurre en carros privados.
Urbanistas consultados recalcan que el plan oficial avanza en la dirección correcta sobre todo en gestión de intersecciones, pero advierten que sin terminales periféricas el sistema seguirá “sacando agua con un colador”. Estudios independientes ya señalan que la descoordinación modal metro, teleférico, OMSA y rutas privadas sin integración tarifaria alimenta la cultura del vehículo propio y agrava la congestión.
A corto plazo, el choque político podría forzar ajustes. El Gobierno insiste en que priorizará “medidas de impacto rápido”, mientras el PLD amenaza con llevar el debate a la Cámara de Diputados. Más allá de las trincheras partidarias, decenas de miles de conductores seguirán midiendo la efectividad del plan día a día menos minutos en el tapón valen más que cualquier discurso.