Puerto turístico Samaná Port dinamiza el Nordeste y el Cibao Central

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El viejo muelle de Arroyo Barril, en la península de Samaná, se apresta a cambiar de piel de mover sacos y contenedores pasará a recibir transatlánticos repletos de visitantes, una apuesta que busca refrescar la economía más allá del habitual circuito sol-y-playa del Este dominicano. Con 68 millones de dólares sobre la mesa, la terminal Samaná Port promete abrir una puerta distinta al Caribe y convertir la bahía en la próxima parada obligada de las grandes navieras.

Según Arecoa, el plan incluye una plaza comercial, mercado artesanal, parque acuático y muelles con espacio para dos cruceros de manera simultánea. No es solo hormigón la Autoridad Portuaria Dominicana defiende que el proyecto generará unas mil plazas de empleo directas e indirectas, mientras que el Ministerio de Turismo confía en que la derrama se esparza por toda la comarca, desde Las Terrenas hasta Río San Juan.

Ese optimismo se apoya en números: de enero a abril de 2025 el país recibió 394 toques de crucero, superando cualquier registro equivalente de años previos, de acuerdo con datos oficiales citados por la prensa especializada.  El salto viene precedido del récord de 2.66 millones de cruceristas en 2024, cuando la llegada total de visitantes (aire y mar) rozó los 11.2 millones.  Bajo ese viento a favor, el Gobierno aspira a que Samaná capte un flujo significativo y descongestione las terminales consolidadas de Puerto Plata y La Romana.

El proyecto también marca un hito regulatorio es la primera infraestructura portuaria dominicana bajo el esquema de Alianza Público-Privada (APP). Para la Dirección General de APP, la operación funciona como termómetro para futuros desarrollos entre ellos Cabo Rojo, Barahona que comparten la lógica de combinar capital privado con control estatal para acelerar la obra y repartir riesgos.

En la práctica, modernizar un muelle de carga a uno turístico exige más que remozar los pilotes. Se requiere dragar el canal, instalar pasarelas de embarque, reforzar seguridad ISPS y dotar la zona de servicios que conviertan la escala en experiencia: gastronomía local, rutas ecoturísticas al Parque Nacional Los Haitises y excursiones a las cascadas de El Limón o al santuario de ballenas jorobadas atracciones que ya movilizan miles de visitantes cada invierno.

Para los tour-operadores de la zona, la llegada de cruceros abre un menú de oportunidades pero también plantea retos logísticos transporte terrestre suficiente, gestión de residuos y capacitación de guías multilingües. Si la curva de crecimiento replica lo ocurrido en Puerto Plata que pasó de cero cruceros regulares en 2015 a más de 1.3 millones de cruceristas en 2024 Samaná deberá reforzar su capacidad de carga urbana y preservar su atractivo natural al mismo tiempo.

La apuesta, no obstante, encaja con la estrategia de “desconcentrar la oferta” lanzada por Turismo: promover destinos emergentes (Miches, Santiago, Samaná) para diversificar ingresos y alargar la estadía promedio. De prosperar, Samaná Port no solo potenciará la provincia homónima; puede convertirse en polo de desarrollo para el Cibao Central, gracias a la cercanía con la autopista Duarte y el aeropuerto internacional del Cibao, facilitando corredores turísticos circulares entre montaña y mar.

Queda claro que un puerto no hace verano por sí solo. El reto será orquestar a la comunidad, el comercio y los inversionistas para que ese flujo de visitantes no se quede puertas adentro del recinto, sino que derrame pesos y dólares en los colmados, talleres y cooperativas agrícolas de la región. Si la fórmula APP funciona, Samaná Port podría ser la prueba piloto que convenza al país de que el turismo de cruceros bien gestionado es algo más que una postal náutica es un motor real de desarrollo territorial.

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