Al filo de la medianoche del 7 al 8 de mayo, las armas rusas deberían enmudecer durante 72 horas en todo el frente con Ucrania. El Kremlin afirma que el cese de hostilidades honra la histórica victoria soviética sobre la Alemania nazi, cuyo 80.º aniversario se celebra este 9 de mayo.
De acuerdo con la agencia EFE, la orden firmada por el presidente Vladímir Putin invoca “motivos humanitarios” y exhorta a Kiev a replicar el gesto, advirtiendo de una “respuesta adecuada y efectiva” si la otra parte rompe el silencio de los cañones.
El comunicado precisa que la pausa se extenderá hasta la medianoche del 10 al 11 de mayo, una ventana que, según Moscú, brindaría oportunidades para evacuar civiles, atender heridos y permitir en teoría algún avance diplomático.
La movida recuerda la breve tregua de Pascua Ortodoxa declarada el 19 de abril. Aquella pausa de 30 horas terminó empañada por más de 2,900 supuestas violaciones denunciadas por Kiev, lo que dejó mal sabor y escepticismo en la comunidad internacional.
El 9 de mayo, Día de la Victoria, es el feriado cívico-militar más solemne en Rusia. Desfiles, ofrendas florales y un gran espectáculo de fuegos artificiales en la Plaza Roja reforzarán el mensaje patriótico en un año que el Gobierno ha proclamado “Año del Defensor de la Patria”.
Analistas occidentales consultados por The Washington Post subrayan que el alto el fuego no altera la ecuación estratégica las líneas permanecen estancadas desde hace meses y las conversaciones directas Moscú-Kiev siguen congeladas desde marzo de 2022, pese a la presión de Washington y Bruselas para reactivar la vía diplomática.
Hasta ahora, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski no ha respondido públicamente. Fuentes militares en Kiev insisten en que cualquier tregua real debe incluir “garantías verificables” y un calendario negociado, no simples declaraciones unilaterales.
En Moscú, sin embargo, el anuncio ya es presentado como gesto de buena voluntad. En palabras del propio Putin, Rusia mantiene “disposición a negociar sin condiciones previas” para atajar las causas profundas del conflicto. Queda por ver si, esta vez, la diplomacia tendrá espacio para colarse entre el estruendo de la artillería o si la tregua será apenas otra ráfaga pasajera en una guerra que se acerca a su cuarto año sin horizonte claro de paz.
